No sé por qué, hace pocos días estaba tratando
de recordar aquellas ideas que me causaban verdadero terror por las
noches cuando era una niña pequeña, eran esas historias que los compañeros de
la escuela te cuentan, o los vecinos, o también las películas que pasaban en la
matinee del canal cinco, ¿las recuerdas? "Chabelo y Pepito contra los
monstruos", por ejemplo. Recuerdo las historias de vampiros, eran
horribles, muchas noches dormí con pánico, incluso recuerdo que había un poster
pegado en la pared con la fotografía de Shaun Cassidy ¿recuerdas La Familia
Partridge? Él participaba en el programa, era guapísimo, allá por los años 70´s,
yo tenía más o menos como cinco o seis años. Pues junto a mi cama estaba el
fabuloso poster que mi hermana había puesto allí y yo por las noches veía
claramente la imagen de un diablo, así que pasaron noches horribles en las que
ni siquiera podía dormir.
Años después, como a mis catorce años, mi otra
hermana recuerda que me levantaba en las noches con miedo diciendo "el
diablo, el diablo" y nos reímos mucho al recordarlo, aunque ya no es tan
gracioso cuando recordamos que nos dormíamos con la televisión prendida y nunca
supimos quien la apagaba. Una día que estaba sola en mi casa, puse mi grabadora
para bañarme y a medio baño se apagó, pero no porque se fue la luz, sino porque
literalmente alguien movió la palanquita hacia la derecha para apagarla. Quizá
te rías, pero quizá recuerdes que algo similar te pudo haber ocurrido. El tema
aquí es reconocer que en verdad hay un mundo espiritual, como el aire que no
vemos, pero sabemos que está porque lo respiramos, lo reconocemos cuando mueve
las hojas de los arboles ¿no? Algunas personas se fascinan con esos temas y quieren hablar con muertos,
o aprender más acerca de ese mundo de magia, hechizos, poderes sobrenaturales.
Nos cautiva lo desconocido, lo que nos permite entrar a un mundo de poderes mágicos
y manipulación.
¿Y qué
pasa cuando nos cuentan historias de ángeles? “Iba a chocar y algo detuvo el
auto”, “Se iba a caer y algo lo protegió”, “Me iban a robar y de pronto el
asaltante se fue”. ¿No me digas que no conoces historias así? Debió haberte
pasado algo similar, si piensas un poco más a fondo verás que siempre hay algo
a tu favor, pero también hay algo en tu contra. Esto me hace pensar en aquellas
imágenes de programas cómicos en donde presentan a un diablito muy gracioso que
nos da malos consejos, pero muy divertidos,
y hay un ángel por el otro lado, casi siempre dándonos consejos
aburridos. Estoy segura que eso es una realidad bastante distorsionada; porque
la verdad dice que el enemigo de nuestra alma viene para engañar, matar y
destruir… así que aquello divertido que te susurra el enemigo de tu alma,
seguramente es un engaño que te llevará a la destrucción. Por otro lado sabemos
que hay ángeles acampando a nuestro alrededor, tenemos ángeles asignados para
ministrarnos, esto es, animarnos, protegernos, guiar nuestro camino.
El
problema aquí es que nos hemos acostumbrado a ver el mundo de la magia y la
brujería como algo poderosos y que tal vez un buen amuleto nos ayude con
el aumento en las ventas de nuestro negocio. En cambio,
cuando pensamos en ángeles, en milagros, en Dios, bajamos la guardia, nos sentimos
sensibles y débiles, también aburridos y “ñoños”. ¡No hay mayor engaño en estas
ideas torcidas!
Pero
entonces, vayamos por partes, primero
que otra cosa reconocemos que somos espíritu, alma y cuerpo. El cuerpo contiene
el alma y el alma contiene al espíritu. Lo que tus ojos ven, lo que oyes, lo
que comes y lo que sientes, lo guardas en tu memoria, eso está en el alma. Por eso es que mucho se habla de la sanidad
del alma, porque allí están los recuerdos de todas las cosas que te hicieron
daño, te rompieron el corazón y te causaron tristezas profundas. (O también
están los terrores nocturnos de cuando eras una niña pequeña, como en mi caso).
Actualmente
existe una tendencia a tener pensamientos positivos, palabras agradables,
declaraciones de bendición. Porque el alma alimenta el espíritu y si tenemos el
alma llena de heridas, amargura, rencores, ese es el alimento que estás dando a
tu espíritu. Sin embargo, cuando las
palabras que salen de tu boca edifican el alma, entonces tu espíritu estará llenándose
de vida.
Y de
pronto sentimos que es demasiado lo que tendríamos que arreglar, de hecho son cosas
tan grandes que se convierten en gigantes.
La buena noticia es que aquel que nos creó, es muy bueno y tiene un
maravilloso plan… Decidimos entonces conectarnos con el creador, porque el
verdadero poder está en él, pero ¿cómo?
Hay un
camino muy fácil, es el más seguro y es el que se ha recomendado a través de
miles de años: acudir a un salvador, un guía, una luz en tu camino. Pero
desafortunadamente el enemigo de nuestra alma ha creado muchas copias falsas de
guías, gurús, maestros. ¿Cómo saber cuál es el camino? ¿Cuál es la verdad?
¿Dónde está la vida? ¡Facilísimo! Hay uno, el hijo del Dios viviente, ese que
nos demostró con hechos reales que de la muerte, volvió a la vida, en tres días
ya estaba resucitando para convivir con sus seres queridos durante cuarenta
días antes de tomar su lugar de gobierno en su reino. Nos demostró, y aún el
día de hoy está ocurriendo: trajo a la
vida a quienes ya habían muerto, multiplicó la comida para más de diez mil
personas con sólo cinco peces y dos panes, sano enfermos y ¡Ojo! Liberó a las
personas de la opresión de demonios.
No sé
tú, pero yo quiero seguir a un maestro vivo, que caminó sobre el mar y además
entregó su vida por amor a mi persona. Y declara tajantemente: “Yo soy el
camino, la verdad y la vida”. Es Jesús, el Cristo, que nació en Belén hace más
de dos mil años, al comenzar su ministerio dijo: “¡El reino de los cielos ha
llegado!”. Yo quiero ser parte de ese
reino, ver ángeles, orar por los enfermos y que sanen, echar fuera demonios,
destruir las obras del mal y disfrutar del cielo en la tierra… ¿Qué no oramos todos los días: “Venga tu
reino, hágase tu voluntad en la tierra como ya es en el cielo”? La voluntad de
Dios en su reino es salud, vida, abundancia. Se dice que en el cielo las calles
son de oro, el mar es de cristal, y tenemos casas preparadas de piedras
preciosas.
Una vez
que lo entiendes y lo crees… ocurre. Mira, en la niñez tuve terror de ese mundo
espiritual de maldad que me rodeaba y era real, aunque yo no lo sabía. Me
aprisionó el miedo, me encaminé a un mundo de brujería y lectura de cartas,
amuletos… es decir, caminé en el lado oscuro y Dios me rescató porque él es
bueno. Claramente sabemos que una vez que hablamos con Jesucristo y le decimos “Señor
Jesús, sé tú mi Señor, mi guía, mi luz, mi salvador” Entonces somos trasladados
de las tinieblas a la luz admirable, esto ocurre en el ámbito espiritual, pero de
inmediato vemos los cambios en lo físico y material. Mismo Jesucristo con todo el poder que actuó
en él para resucitarlo, tomará tu vida para romper las cadenas que te atan y te
hacen sentir vacío e infeliz. Él te rescata con gran despliegue de fuerza
porque suyo es todo el verdadero poder.
(Breviario
cultural.- Algunos demonios con los que ahora nos enfrentamos son: Corrupción,
adulterio, fornicación, pornografía, homosexualidad, alcoholismo, drogadicción, tabaquismo,
glotonería, ira, auto condenación, menosprecio, pobreza, escasez, esterilidad, enfermedad,
brujería, manipulación, etc. Y sólo Jesucristo te puede liberar, acude a él)