El domingo anterior, escuché una predicación titulada “Corazón ardiente, cuerpo sano” por el pastor Mike Lessin de la congregación La Promesa y más allá de las palabras que escuché, quiero platicarte lo que descubrí y que definitivamente hizo arder mi corazón.
Espero que hoy tengas ganas de leer porque
tengo algo maravilloso que mostrarte y para eso citaré textualmente varias
porciones de la biblia, la versión que usaré es la Nueva Traducción Viviente,
pero puedes comprobar en tu propia biblia cada historia.
Primero quiero
decirte que estoy segura que el asunto con Dios no tiene nada que ver con la
religión que profesamos, sino más bien la relación que nosotros mismos
cultivamos al acercarnos a conocerlo más. Definitivamente él está presente, nos
está buscando, quiere que lo conozcamos y realmente lo aprendamos a amar.
Entremos al tema: Después
de que Jesús murió y fue sepultado, a los tres días María y otras mujeres
fueron a su sepultura y no lo encontraron, un ángel les informó que había resucitado;
ellas fueron inmediatamente a decirle a los apóstoles, pero ellos no les
creían. Todo esto lo puede leer en el evangelio de Lucas 24.
Todo esto quizá ya te
lo sabes de memoria, no por eso deja de ser sorprendente que Jesús resucitó de
entre los muertos, tan maravilloso, que sus mismos discípulos no lo creían.
Pero ahora pasemos a lo que es igual de sorprendente y casi nadie lo toma en
cuenta, remarcaré con letra cursiva las partes de las que vamos a hablar:
De camino a Emaús
(Lucas
24:13-18; 25-27; 30-33)
13 Ese
mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban camino al pueblo de Emaús, a
unos once kilómetros de
Jerusalén. 14 Al ir
caminando, hablaban acerca de las cosas que habían sucedido. 15 Mientras
conversaban y hablaban, de pronto Jesús
mismo se apareció y comenzó a caminar con ellos; 16 pero Dios impidió que lo reconocieran.
17 Él les
preguntó:
—¿De qué
vienen discutiendo tan profundamente por el camino?
Se
detuvieron de golpe, con sus rostros cargados de tristeza. 18 Entonces
uno de ellos, llamado Cleofas, contestó:
—Tú
debes de ser la única persona en Jerusalén que no oyó acerca de las cosas que
han sucedido allí en los últimos días.
(*Fíjate bien, iban caminando de Jerusalén a Emaús en una
distancia de 11 kilómetros ¿cuánto tiempo crees que haría una persona caminando
esa distancia?
*Ellos iban caminando y Jesús se apareció, ¡se apareció! Y ellos
ni cuenta se dieron, iban muy tristes.
*Dios mismo impidió que lo reconocieran… todo tiene un propósito,
ya verás por qué)
______
25 Entonces
Jesús les dijo:
—¡Qué necios son! Les cuesta tanto creer todo lo que los profetas escribieron en las
Escrituras. 26 ¿Acaso
no profetizaron claramente que el Mesías tendría que sufrir todas esas cosas
antes de entrar en su gloria?
27 Entonces
Jesús los guió por los escritos de Moisés y de todos los profetas, explicándoles lo que las Escrituras decían
acerca de él mismo.
(*La necedad nos impide ver la realidad de lo sobrenatural, la
realidad del cielo, la realidad de los milagros y entonces hay incredulidad <Lo
dijo Jesús>
*Jesús les muestra todo lo que está escrito de él mismo a través
de todo lo que para nosotros es el Antiguo Testamento.
______
30 Al
sentarse a comer, tomó el pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos. 31 De pronto, se les abrieron los ojos y lo
reconocieron. Y, en ese instante, Jesús desapareció.
32 Entonces
se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el
camino y nos explicaba las Escrituras?». 33 En menos de una hora, estaban de regreso a Jerusalén.
(*Al sentarse a comer, Jesús hizo lo mismo que había hecho en la
última cena, sus discípulos participaron de esta bendición y sus ojos fueron
abiertos, inmediatamente lo reconocieron, y pudieron ver cómo delante de sus
ojos desapareció. Sus corazones ardían y antes no se habían dado cuenta, pero
ahora tenían prisa de contar tantas maravillas.
*¿Sabes que me impresiona? Que de Emaús a Jerusalén, los mismos 11
kilómetros, ahora hicieron una hora de camino ¡¿Cómo fue?! Ya investigué y
actualmente un corredor entrenado hace una hora corriendo ese trayecto. Me
imagino que los discípulos tenían la costumbre de recorrer esas distancias, pero
ya venían de regreso, así que corrieron con todas sus fuerzas, tenían prisa,
creo que fueron fuerzas sobrenaturales ¡¡Entraron a lo sobrenatural que Jesús
ofrece cuando te abre los ojos y tu corazón arde, tienes prisa y te apasionas
por Jesús!!
¿Verdad que tenemos un Dios sorprendente? Descubrir todas estas
maravillas, al igual que a los discípulos, se nos quita lo necio y la
incredulidad, nuestros corazones arden, entonces sabrás que es real.
Israel escapa por el mar Rojo
(Éxodo
14:15-18)
15 Luego el Señor le dijo a Moisés: «¿Por qué
clamas a mí? ¡Dile al pueblo que se ponga en marcha! 16 Toma tu vara y extiende la mano
sobre el mar. Divide las aguas para que los israelitas puedan pasar por en
medio del mar, pisando tierra seca. 17 Yo endureceré el corazón
de los egipcios y se lanzarán contra los israelitas. La grandeza de mi gloria
se manifestará por medio del faraón y de su ejército, sus carros de guerra y
sus conductores. 18 Cuando
mi gloria se exhiba por medio de ellos, ¡todo Egipto verá mi gloria y sabrán
que yo soy el Señor!».
(La vara de Moisés nos muestra a Jesús, quien abre el mar en dos
para pasar en seco y caminar seguros)
El agua amarga de Mara
(Éxodo 15:22-27)
22 E hizo
Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y
anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua.
23 Y
llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas;
por eso le pusieron el nombre de Mara.
24 Entonces
el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?
25 Y
Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró
un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio
estatutos y ordenanzas, y allí los probó;
26 y dijo:
Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de
sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos,
ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo
soy Jehová tu sanador.
27 Y
llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon
allí junto a las aguas.
(El árbol nos muestra a Jesús, quien transforma la
amargura en agua dulce)
La serpiente de bronce
(Número 21:4-9)
4 Luego
el pueblo de Israel salió del monte Hor y tomó el camino hacia el mar Rojo para bordear la tierra de Edom; pero el
pueblo se impacientó con tan larga jornada 5 y
comenzó a hablar contra Dios y Moisés: «¿Por qué nos sacaron de Egipto para
morir aquí en el desierto? —se quejaron—. Aquí no hay nada para comer ni agua
para beber. ¡Además, detestamos este horrible maná!».
6 Entonces
el Señor envió serpientes
venenosas entre el pueblo y muchos fueron mordidos y murieron. 7 Así que
el pueblo acudió a Moisés y clamó: «Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Pide
al Señorque quite las
serpientes». Así pues, Moisés oró por el pueblo.
8 Entonces
el Señor le dijo a Moisés: «Haz la figura de una serpiente venenosa y átala
a un poste. Todos los que sean mordidos vivirán tan solo con mirar la
serpiente». 9 Así que
Moisés hizo una serpiente de bronce y la ató a un poste. ¡Entonces los que eran
mordidos por una serpiente miraban la serpiente de bronce y sanaban!
(La serpiente venenosa nos muestra a Jesús, quien cargó con
nuestras enfermedades en la cruz para que nosotros fuéramos sanados, cargó con
la pobreza para que nosotros fuéramos enriquecidos, cargó con nuestros pecados
para que nosotros fuéramos perdonados)
David mata a Goliat
(1 Samuel 17: 48-50)
48 Y
aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro
de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo.
49 Y
metiendo David su mano en la bolsa, tomó
de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la
frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en
tierra.
50 Así
venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin
tener David espada en su mano.
(La piedra de David nos muestra a Jesús quien derriba cualquier
gigante que esté estorbando nuestra vida ¿Qué gigante hay frente a ti que piensas
es imposible de derribar?)
La cabeza del hacha que flotó
(2 Reyes 6:1-7)
1Cierto día, el grupo de profetas fue a ver a Eliseo
para decirle:
—Como puedes ver, este lugar, donde nos
reunimos contigo es demasiado pequeño. 2 Bajemos al río Jordán, donde hay bastantes troncos.
Allí podemos construir un lugar para reunirnos.
—Me parece bien —les dijo Eliseo—,
vayan.
3 —Por
favor, ven con nosotros —le dijo uno de ellos.
—Está bien, iré —contestó él.
4 Entonces
Eliseo fue con ellos. Una vez que llegaron al Jordán, comenzaron a talar
árboles; 5 pero mientras uno de ellos cortaba un
árbol, la cabeza de su hacha cayó al río.
—¡Ay, señor! —gritó—. ¡Era un hacha
prestada!
6 —¿Dónde
cayó? —preguntó el hombre de Dios.
Cuando le mostró el lugar, Eliseo cortó un palo y lo tiró al agua
en ese mismo sitio. Entonces la cabeza del hacha salió a flote.
7 —Agárrala
—le dijo Eliseo.
Y el hombre extendió la mano y la tomó.
(El palo nos muestra a Jesús, quien saca a flote
todo lo que habíamos perdido)
Así que con todas estas muestras de Jesús
en las escrituras, no permitas que la incredulidad te aparte de la Gracia, ese
favor que no merecemos, pero a Jesús le plació darnos por amor. Lo tenemos que
creer, lo tenemos que declarar… Así como Dios dijo a Moisés “No clames a mí,
levanta la vara”, así como David se paró frente al gigante y le arrojó la roca
para destruirlo, así como cada personas que fue mordida por una serpiente
venenosa volteó a la figura de su ponzoña y fue sanado. Nosotros de igual
manera actuamos con la autoridad que Jesús nos entregó.
Nuestras armas no son carnales, sino
espirituales. Así que no significa que vamos a salir a la calle arrojando
piedras o levantando varas, porque todo esto es en la oración y de forma
espiritual. Una vez que te reconoces como hijo de Dios por medio de Jesús, quien
es nuestro Señor y Salvador por siempre.
Y como diría una
persona a la cual le platiqué todo esto: “¡Entonces podré ir a la playa,
ah y podré tener un carro nuevo… ah entonces sí voy a pasar mi examen!” Le respondí: Claro que sí, sólo no te olvides
que es por medio de Jesús, cultiva tu relación con él.”