¿No es una locura? ¿En serio crees que fuimos creados para
pelear? El verdadero sentido está en el origen:
“En el principio, Dios
creó los cielos y la tierra. La tierra no tenía forma y estaba vacía, y la
oscuridad cubría las aguas profundas; y el Espíritu de Dios se movía en el aire
sobre la superficie de las aguas. Entonces Dios dijo: «Que haya luz»; y hubo
luz. Y Dios vio que la luz era buena.
Luego separó la luz de la oscuridad … Así que Dios creó a los seres humanos a
su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó. Luego
Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y
multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella…»
Entonces Dios miró todo lo que había hecho, ¡y vio que era muy bueno!”
¡Y nosotros peleando! Ay si de
verdad somos tremendos los seres humanos. Decía una tía: “Para qué tanto brinco
estando el suelo tan parejo” Lo único que nos falta es reconocernos. Sí, si
cada uno reconoce su propio valor y respeta el valor del otro, eso sería
suficiente. Pero la fuerza que rige este planeta es el amor, así que no sólo es
respetarnos, sino también amarnos. Y me siento un poco loca al hablar del amor
en estos tiempos de inseguridad, feminicidios, venganzas, géneros, virus, etc.
Veo en mi cabeza una imagen, es un
salón de clase en donde todos gritan, corren, se pelean y de pronto alguien
grita “Ya viene la maestra” entonces todos corren a su lugar y se quedan quietecitos
y callados. Así mismo quiero gritar: “Ya viene, ya viene” ¿Habrá alguien que me
escuche? Toma tu lugar, quédate quieto y deja que Dios ordene el caos, así como
en un principio: “y el Espíritu de Dios
se movía en el aire…. Entonces Dios dijo: «Que haya luz»; y hubo luz. Y Dios vio que la luz era buena. Luego separó
la luz de la oscuridad.…”
¿Sabes que para Dios somos como piedras preciosas? ¿Has
pasado por una de esas hermosas joyerías y qué ves? Colguijes, aretes,
pulseras, anillos de oro, piedras preciosas… ¡Se nos cae la baba! ¿A poco no?
Todos esos aparadores están iluminados de una forma especial, para que las
piedras brillen y proyecten esa luz que están recibiendo, entonces la hermosura
de la piedra se aprecia según su naturaleza. ¡¡¡Así somos para Dios!!! En
serio, Él es la luz que resplandece en cada uno de nosotros con sonrisas,
abrazos, palabras agradables, entre más te acercas a la luz, más brillarás.
¡Y nosotros peleando! No veas a los demás, acércate tú y
brilla con tu naturaleza, deja que la luz de Dios resplandezca sobre ti. Sí,
hay muchas cosas que corregir, eso es cierto, todos queremos que los
feminicidios terminen, que los crímenes sean juzgados. Queremos que nuestros
hijos salgan a la calle a jugar, andar en bici; que nuestras hijas se reúnan
con sus amigos en algún bar para reír y contar chiste, bailar un poco y volver
a casa sin problemas. Nosotros mismos, queremos ir al cine o a cenar con amigos
después de trabajar y que todo esté bien, todos lo queremos, pero la oscuridad
nos está llenando de miedo, estrés, angustia. Eso no es brillar, y lo peor, si
hablas de Dios te creen fanática cuando es Dios quien nos hará brillar y toda esa
oscuridad tiene que menguar.
Dice la biblia que llegarán tiempos muy oscuros (yo creo que
ya estamos en ellos) pero que donde abunda el pecado sobreabunda la Gracia. La
gracia de Dios es su bondad, su bendición, su poder y así como hay malas
noticias, sobreabundan las buenas noticias, pero tenemos torcido el enfoque. No
te conviertes en una persona realista cuando ves lo malo que ocurre a tu
alrededor, más bien te conviertes en fatalista. Porque también hay muchas cosas
maravillosas que publicar, y exaltar lo
bueno no te hace débil o soñador sin fundamento.
¡Brilla con la luz de Jesús! Publica lo bueno, las buenas
noticias también sobreabundan.
¿Y si Dios nos hizo hombre y mujer, cuál es el verdadero rol
de cada uno? Mira, no soy experta en familias, pero este tema me gusta mucho, es
el fundamento de la sociedad. El diseño más hermoso que Dios creó es el de la
familia, las mayores bendiciones siempre han sido a través de las familias, de
las generaciones, el árbol genealógico, las herencias. Pero todo comienza con
el rol del hombre y la mujer dentro de la familia. ¿Cómo lo sé si no soy
experta? Porque si estudias la biblia allí está un modelo perfecto que te voy a
platicar. Es un tema extenso, pero seré muy breve.
El esquema de Dios es el siguiente:
* El hombre se sujeta a Dios - Es obediente al lugar
que le ha sido otorgado, es la cabeza del hogar (seamos sinceros, en un barco, en
una empresa, o en una familia sólo puede haber un encargado para tomar la
última decisión). Dios puso al hombre como cabeza del hogar, por eso es más
frío, más determinado, más enfocado. Un hombre sujeto a Dios, jamás maltratará
a su familia, jamás pisará a su esposa ni a sus hijos, porque sabe que son muy
amados por Dios y los ha puesto bajo su cuidado. Por eso le manda que ame a su
esposa y la cuide como a un vaso frágil (de ninguna manera quiere decir que las
mujeres somos débiles o menospreciadas para Dios) lo que está diciendo es que
el hombre es tan bruto y carnal, que se le olvidará tratar a la mujer
suavemente. ¡No nos vamos a romper! Pero los hombres necesitan cuidar y
proteger a sus hijos y a su esposa, porque está en su naturaleza. Un hombre
sujeto a Dios jamás perderá el rumbo de su casa. Esto no lleva implícito que el
hombre manda y la mujer se calla, esto no quiere decir que la mujer se queda en
casa a cuidar a sus hijos, esto no quiere decir que el hombre tiene prohibido
ayudar en las labores del hogar. Cada pareja sabrá cómo funciona según sus
talentos, sus fortalezas y debilidades, pues trabajarán como un equipo. Pero el
hombre es la cabeza para dirigir a su familia, él debe proteger y amar.
*La mujer se sujeta a su marido.- Si la mujer se casa con un hombre sujeto a Dios, lo que ocurre es
que está confiando en que su matrimonio está dirigido por Dios. La mujer está
segura y en buenas manos, no se sentirá menospreciada, ni pisada por su esposo.
Al contrario, será tomada en cuanta como igual a la hora de tomar decisiones,
porque la mujer fue hecha para ser la ayuda idónea del hombre (de ninguna
manera quiere decir que es una simple ayudante). Lo que en realidad quiere
decir, es que el hombre necesita ayuda ¿Por qué? Porque el hombre no ve más
allá de sus narices, la mujer siempre tiene un panorama amplio y creativo, es sensible,
ve los detalles, va a lo profundo de los asuntos. Por eso el hombre toma la
decisión, porque la mujer abre la gama de posibilidades y el hombre es certero.
La mujer es quien edifica la casa, el hombre dirige la
familia, pero la mujer la edifica. Es quien le da los cimientos, la fuerza, la
unidad, pero una mujer llega a ese propósito cuando su esposo la sostiene con
amor. Y el hombre dirige con certeza cuando su casa es fortalecida por una
mujer inteligente.
Como vemos, el hombre y la mujer son un equipo, cada uno es
importante y necesario para el buen funcionamiento de la familia y de la
sociedad, en realidad ninguno es más que otro, somos diferentes, somos
complementos, somos necesarios unos y otros, para crecer y ser prósperos. La
pareja decidirá sus roles dentro de la casa, en la intimidad cada pareja decide
quien hace la comida, quien ayuda a lavar la ropa, quien saca la basura, etc. Recuerda
que como equipo la mujer edifica y el hombre dirige.
Y los hijos son obedientes a sus padres, también lo menciono
porque en la actualidad, vemos como que los padres son obedientes a los hijos y
allí también se rompe el esquema perfecto diseñado por Dios. Padres eduquen a
sus hijos con amor, el amor también implica disciplina, comunicación, respeto,
tiempo, empatía.
¡Y nosotros peleando! Ya todo está escrito, el plan de Dios
es perfecto, no es una ilusión inalcanzable, conozco muchos matrimonios sólidos
y felices trabajando para mantener este esquema en función.
Hombre: ¡Haz que tu esposa brille!
Mujer: ¡Haz que tu esposo brille!
Padres: ¡Hagan que sus hijos brillen!
Hijos: ¡Hagan que sus padres brillen!
¿Cómo? No se critiquen.
Ahora para cerrar con broche de oro, pide a Jesús que te ayude,
la verdad es que estamos tan perdidos y alejados de la verdad, que buscamos
salvarnos a nosotros mismos, sólo para darnos cuenta que seguimos equivocados y
vacíos. Jesús en tu vida hará la diferencia, él pone todo en su lugar. Mira, yo
hace muchos años me divorcié, mi matrimonio era un asco, luego él falleció,
pero ahora veo que sin Jesús nunca hubiera podido salir adelante con esta paz
inexplicable. ¡Sólo pídeselo! Así, fácil: “Jesús ayúdame”. Él es tu verdadero
salvador, descansa en él.
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