Salmo
103 Nueva
Traducción Viviente (NTV)
Salmo de David.
1 Que todo lo que soy alabe al Señor;
con todo el corazón alabaré su santo nombre.
2 Que todo lo que soy alabe al Señor;
que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí.
3 Él perdona todos mis pecados
y sana todas mis enfermedades.
4 Me redime de la muerte
y me corona de amor y tiernas misericordias.
5 Colma mi vida de cosas buenas;
¡mi juventud se renueva como la del águila!
con todo el corazón alabaré su santo nombre.
2 Que todo lo que soy alabe al Señor;
que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí.
3 Él perdona todos mis pecados
y sana todas mis enfermedades.
4 Me redime de la muerte
y me corona de amor y tiernas misericordias.
5 Colma mi vida de cosas buenas;
¡mi juventud se renueva como la del águila!
Hemos hablado de la “Gracia”
y estos versículos aunque fueron escritos por el rey David, cuando obviamente
todavía no había nacido Jesús, ni había pagado por todos nuestros pecados
comprando las maravillas de las que ahora podemos gozar por medio del nuevo
pacto, el pacto de la Gracia; aun así estos versículos hablan de ella.
Cuando Dios te revela sus
maravillas y estás listo para verlas y recibir todas sus bondades, no puedes
más que desear alabar y adorar a Dios con todo tu ser, así como lo expresa el
rey David “1 Que todo
lo que soy alabe al Señor; con todo el corazón alabaré su santo
nombre.” Cuando uno lo lee siente ese
gozo del cual disfrutaba David.
Entonces David comienza a enumerar
todas las cosas por las cuales está tan feliz reconociendo que todo viene de
Dios, todo lo bueno, lo inimaginable, aun lo que no esperamos, él nos lo da con
su profundo amor. Y si lo recibió David, cuando todavía no vivía en el nuevo pacto,
el pacto de la Gracia (esto es, por si no lo has leído, que puedes recibir todo
lo que necesitas aunque no lo mereces, porque en realidad no lo merecemos,
somos de una naturaleza de pecado. Pero al entrar en el Pacto de la Gracia,
eres justificado en Cristo y por su infinita ¡Infinita! -Esto es que no tiene
fin- infinita misericordia recibes todo lo que necesitas: sanidad, prosperidad,
gozo, paz… etc. y además, toda esa naturaleza pecaminosa pierde efecto en ti.
Entrar en la Gracia significa que tienes dominio sobre el pecado, o sea que ¡se
te quitan las ganas de pecar!)
Entender esto y vivirlo te produce un gozo
inexplicable. Sabes que Dios te ve a través de la Sangre de Jesús, entonces te
ve hermoso, brillante, creativo, sano, feliz, próspero, inteligente. Y si así
nos ve, es porque así debemos ser ¿No crees?
El detalle está en el alma,
pequeño detalle, porque todo lo que Dios ve, es porque ya nos lo dio. Nuestro
espíritu está lleno de la gloria de Dios, dice la biblia que el mismo Espíritu
que levantó a Jesús de entre los muertos, ese mismo Espíritu ahora mora en ti (En
los que han creído que Jesús es su Señor y Salvador). Así que ese poder de resurrección,
hoy mora en ti y en mí. ¿Por qué no lo vivimos así? Porque nuestra alma
necesita ir prosperando, es decir, necesita ir creyendo, creciendo y madurando.
En el alma están los procesos
mentales, las emociones, los recuerdos dolorosos, las fortalezas de pobreza,
enfermedad, destrucción. Entonces nuestro trabajo es destruir esas fortalezas y
llenar nuestra alma de buenas noticias, de todas las maravillas del cielo que
Dios ya tiene disponibles para nosotros, para cuando estemos listos en nuestro
corazón.
Si alguien te cuenta un
milagro que le ocurrió y te ríes porque no crees, o porque piensas que es
ignorante (aunque lo haya vivido realmente con demostraciones y todo) y tú no
crees, es porque tienes endurecido tu corazón, es decir, el alma. Así que vamos
en un proceso de crecimiento y sanidad del alma hasta que sea igual de poderosa
y maravillosa que el Espíritu que mora en nosotros. ¡Es tan importante
perdonar! Porque eso sana tu alma, tu corazón se va haciendo suave y comienzas
a creer, comienzas a ver, así como David vio las maravillas de Dios y se gozó
grandemente en todo su ser, tanto que hasta hoy en día podemos leer y disfrutar
de ello.
¡¿Cómo disfrutar?!, ¿A qué me
refiero?, ¿Cómo disfruto de eso que escribió David? En oración, ¡En oración
amigo! ¡Sí! Dios nos dejó su palabra como una espada para destrucción de fortalezas,
esas que te mencioné y otras que cada uno de nosotros en lo personal lo sabe en
su interior. Estas palabras que escribió David, son nuestra espada y la usamos
para verlas hechas realidad en nuestra vida cotidiana. Nuestra boca es el medio
y entonces comenzamos a declarar en voz alta para que todo el mundo espiritual escuche
y el alma se renueve. Así los demonios huyen y los ángeles del cielo son
activados para traer tales bendiciones del cielo.
Pero de ninguna manera lo
hagas como un periquito que repite unas palabras leídas, tienen que estar
sembradas en tu corazón, primero por fe (fe es la certeza de recibir lo que
esperas) y después con plena convicción de que así es.
Te aconsejo que así como vas
leyendo cada frase, la vayas entendiendo, meditando y creyendo. Repítela,
escríbela (si es necesario), piensa en ella, cada frase.
Por ejemplo: “Él
perdona todos mis pecados” luego medito, es Dios quien perdona TODOS mis
pecados, dice todos, aquella vez que… y cuando hice… y cuando dije… y cuando
pensé… todo eso Dios lo perdona. Está en presente, así que cada día, en
presente, todos mis pecados son perdonados. Ahora entiendo que todos los
pecados los pasados, presentes y futuros son perdonados porque es para cada día. (¡wow! eso llena de gozo mi corazón)
Otro ejemplo: “Y sana todas
mis enfermedades” También está en presente y también dice TODAS, así que todas
las veces que me enfermé Dios me sanó, me sanó de gripa, de tos, del estómago, tal
vez de varicela, y me sana hoy porque así está escrito, y me sanará mañana y
cualquier día. Así que no tendré temor porque Dios siempre está allí para
sanarme. Y como dice todas, así sea una gripa o cáncer terminal, o sida, Él sana TODAS mis enfermedades. (¿Ya sientes el gozo en ti? ¡Yo estoy feliz! Feliz de ir descubriendo junto con ustedes, todas estas cosas).
Otro ejemplo: “Colma mi vida
de cosas buenas” Sinónimos de colmar: Llenar, atiborrar, rebozar, satisfacer… ¡de
cosas buenas! ¿Qué es bueno para ti? Pues tener una familia feliz, estar todos
sanos, unidos, viajar ¿a poco no? A todos nos gusta viajar, tener ropa nueva,
estar bellos, jóvenes, una casa linda, carro, negocio exitoso, tener amigos.
¡Todas esas son cosas buenas! ¿O quien me dice lo contrario? ¿Cómo era la vida de
David cuando escribió ese Salmo? Pues era un rey exitoso, temido por sus
enemigos, era muy abundante en riquezas, todo lo que hacía prosperaba y era un
hombre conforme al corazón de Dios. Y si David lo dice, yo lo creo. Y como dice
que Dios nos colma, nos atiborra, nos reboza de cosas buenas, entonces pensemos
que nos puede y nos quiere dar viajeS, casaS, negocioS exitosoS. ¿O no? Yo así
lo entiendo claramente, por eso es tan padre meditar sus palabras, porque
descubrimos cosas maravillosas que podemos tener y se nos pasan por no saberlo,
por no entenderlo, por no creerlo.
¡Gracias Dios porque estás cambiando mi
forma de pensar!
Y una vez que lo entiendes,
porque ya lo meditaste, lo crees en tu corazón, entonces comenzamos a orar.
Vamos a ver cómo (esta
oración se extiende tanto como Dios te lleve, deja que él ponga sus palabras en
tu boca):
“Señor te alabo con todo mi
ser, con toda mi fuerza y con todo lo que soy, te alabo porque reconozco que tú
eres el único que me puede llenar con el gozo y la alegría que necesito para
hacerlo. No quiero olvidar ninguna de las maravillosas cosas que me has dado. Gracias
porque me has perdonado todos mis pecados pasados, presentes y futuros. Tú no
me condenas, sino que me llenas con tu amor y tiernas misericordias, me regalas
sanidad, me salvaste de la muerte y ahora vivo para ti, para alabarte. Porque además
me llenas de cosas buenas y eso me da descanso. Gracias porque me renuevas la juventud,
gracias porque soy joven otra vez por tu Gracia y eso significa que tengo fuerza,
mente sana y creativa. Así lo declaro: soy sana, soy fuerte, soy creativa, soy
joven y recibo todas las cosas que Dios ya tiene preparadas para mí, las recibo
y las bajo del cielo, porque así como es en el cielo, así es en mi casa, así es
en mi negocio, así es con mis hijas y todas mis generaciones, así como es en el
cielo así es aquí y ahora… Señor Jesús, gracias por ser mi señor y mi salvador,
te recibo en mi corazón y te alabo con todo lo que soy…”
Puedes seguir la oración y
declarar específicamente lo que ya Dios te ha hablado, declara que ya lo has
recibido.
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