Las
mujeres siempre estamos batallando con nuestro valor, muchas veces nos
preguntamos si en realidad somos bellas, o inteligentes, o capaces. Esto le
pasa a la mujer más hermosa, más inteligente o más exitosa que te puedas
imaginar, así somos y no tiene nada de malo, aquí no vamos a juzgar si eso está
bien o está mal, tampoco condenaremos esa actitud o forma de pensar; que a
decir verdad, no sé si es un problema de esta generación, o es parte de nuestra
naturaleza. No sé si por ejemplo las mujeres de la antigüedad tenían estos
conflictos emocionales (Tal vez algunos psicólogos sepan la respuesta) pero
aquí tampoco estamos buscando esa respuesta.
Lo
que queremos es que en ese momento en el que sientes que te hundes porque te
has dado cuenta que “en verdad estás más arrugada”, “en verdad estás más gorda”,
“en verdad no has logrado todos esos sueños
que tenías en la juventud”, “en verdad no has sido buena madre, o buena esposa,
o tan exitosa, o tan feliz, o tan, tan, tan…” (Somos únicas porque cada una
tiene su larga lista personal que le hace sentir muy mal). Y eso somos "Únicas" y no lo podemos ver.
Afortunadamente
algunas mujeres tendrán un esposo que le diga en ese momento de oscuridad: “amor
hoy amaneciste muy hermosa”… ¡¿Te das cuenta?! Esa es mi fantasía porque no
tengo un esposo, pero seguramente la casada dirá: “afortunada la mujer que no
tiene un hombre que la esté fastidiando”. Y es así como cada una tiene su motivo
para rumiar sus batallas, es esa voz interior que te encuentra por la mañana y
te comienza a decir las peores cosas de ti misa, te dan vueltas en la cabeza,
te empiezas a enojar, sientes frustración, o tal vez tristeza, -muchas se deprimen profundamente- y luego de estar con todo eso en la cabeza, surge la actitud con la que te vistes para
salir a afrontar el día, entonces sale la mujer deprimida, o la enojada, o la
violenta, la controladora, etc. Tú eliges la actitud así como tu outfit ¡y ni
siquiera te das cuenta!
Pues
así estaba hace unos días, me preparé mi té, tomé mi biblia y mi cuaderno de
apuntes para escribir, por si mi Jesús me decía algo importante. Pero la
realidad es que me estaba sintiendo muy triste y dije: “Jesús, dime qué piensas
de mí” Luego, comencé a orar (cuando oro, abro la biblia para declarar la
palabra que el Espíritu Santo me da) esta vez no quería abrir la biblia porque
no quería encontrar una palabra que me hiciera sentir más triste, pero pues
Jesús está allí conmigo y platicamos, entonces me dijo “confía en mí”, por
supuesto que de inmediato la abrí… ¡Mujer! Por eso estoy aquí escribiendo, te
voy a decir lo que somos para Dios…
Cantares 4:16 (NTV)
¡Despierta viento del norte!, ¡Despierta
viento del sur! Soplen en mi jardín y esparzan su fragancia por todas partes.
Ven a tu jardín amado mío, saborea sus mejores frutos.
(Paráfrasis
de Cantares 4, 7,9 y10)
Toda tú eres hermosa, en ti no hay
mancha. Prendiste mi corazón, esposa mía. Has apresado mi corazón con tus ojos
¡Cuan hermosos son tus amores!… y el olor de tus vestidos como los cedros del
Líbano.
Cantares
6.3
“Yo soy de mi amado y mi amado es mío”
Ante
estas palabras podemos decir un simple ¡Ay qué lindo! Y punto, no pasa nada.
Pero amiga mía, esto es muy profundo. Esto quiere decir que siempre, cada día,
te equivoques o no, te sientas linda o no, avances o estés estancada, o como
sea que estés, como sea que vivas, tienes que saber que para el creador del
universo, para el hombre que entregó su vida por ti, para el rey de reyes… Tú
eres hermosa, eres mujer sin mancha, tus ojos lo cautivan y tus amores son
especiales para él. Y sí Dios lo dice yo lo creo ¿Y tú?
Lo
cual quiere decir que todas esas palabras que mencionamos en un principio (las
que nos hacen sentir muy mal), esas palabras que te quieren arruinar el día, no
provienen de Dios, no permitas que por tu cabeza pasen las mentiras
destructivas que te roban el gozo, la alegría, la bendición de ser quien eres
para Dios: ¡Toda tu eres hermosa, sin mancha! Recuérdalo y repítelo.
Entonces
oramos de la siguiente manera:
“En el nombre de Jesús, despierta viento
del norte y despierta viento del sur
(que es el Espíritu Santo), sopla en mi
jardín (que eres tú misma, tu alma) y
esparzan su fragancia por todas partes (esto es que todas tus virtudes
particulares sean notorias a todo tu alrededor, y para ti misma. Pero no lo
haces tú, sino Dios lo hace notorio) ¡Ven
a tu jardín amado mío! saborea sus mejores frutos. (Que tu amado venga. Tú
sí tienes frutos deliciosos que se pueden disfrutar, Dios lo dice, que nadie te
diga lo contrario).
Solamente
Dios nos puede levantar la autoestima con tanto amor ¿no crees? Disfruta esta
palabra recuerda que eres especial tesoro de Dios, él te ve sin mancha, así que
ya no andes por caminos que te hagan sentir suciedad.
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