miércoles, 29 de agosto de 2018

¡Mejor habla con Dios!



¡Es tan fácil, muy fácil! En lugar de tener un diálogo interno destructivo, mejor habla con Dios. ¿Cuánto tiempo pasamos discutiendo en nuestra mente? Piénsalo bien, reflexiona y te darás cuenta que mucho de tu tiempo, todo ese estrés que acumulas, la ansiedad que sientes, todo eso es por tu diálogo interior. ¡¿Qué tanto te dices?! Haz consciente tu proceso mental y verás que siempre tendemos a irnos hacia lo negativo, incluso hay un dicho que dice: "piensa mal y acertarás." ¡Qué triste! En realidad todas esas son mentiras, estamos tan acostumbrados a vivir así que creemos que es normal, pero... ¡Pero! ¡Pero no lo es! Son mentiras que entran a la mente por conceptos que obtuvimos de… ¿una película?, ¿de la televisión?, ¿quizá de mi entorno, es decir, mi familia, amigos, compañeros de trabajo? Todos vamos adquiriendo conceptos de lo que vivimos día con día; consciente o inconscientemente nos acostumbramos a pensar como todo el mundo piensa.  No te preocupes, ¡hay buenas noticias! Dios dice todo lo contrario ¡Aleluya! Lo malo es que ya ni en Dios podemos creer. ¿Cómo creer? si volteamos a nuestro alrededor y todo está mal. ¿Dónde está Dios, qué no ve?   

Bien, voy a comenzar a derribar todas esas mentiras:

31 Jesús le dijo a la gente que creyó en él:
—Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. (Juan 8:31-32) No hay nada mejor que la verdad para ser libres, y estamos hablando de esa libertad que nos permite tener pensamientos de paz, pensamientos que no traigan condenación, culpa, miedo. Por eso es importante derribar argumentos que se levantan en contra de los propósitos de Dios como le dijo el apóstol Pablo al pueblo de Corintios: Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las personas a obedecer a Cristo; (2 Corintios 10:5)
La pregunta es ¿cómo obedecer al que no conocemos? ¿Cómo obedecer al primero que nos está señalando nuestras faltas y pecados? Porque en realidad nosotros no podemos ser perfectos, ni santos, ni libres de pecado. Y eso es una realidad que vivimos. Pablo tenía una palabra para el pueblo romano: No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta. (Romanos 12:2)
¿Cómo será posible que la voluntad de Dios sea buena, agradable y perfecta? Sólo basta ver cuántas personas están enfermando y muriendo, hay secuestros, robos y toda clase de inseguridad ¡¿Dónde está Dios?! Si leemos bien, dice que no imitemos las costumbres de este mundo y que permitamos que Dios cambie nuestra forma de pensar… ¡Ah! Entonces todo comienza en nuestros pensamientos, iniciamos hablando del diálogo interior y de cómo acostumbramos a pensar cosas negativas, en cambio si permitimos que Dios transforme nuestra manera de pensar, entonces tendremos pensamientos de bien y no de mal. Y ahora sí, comprobaremos que la voluntad de Dios es buena agradable y perfecta.
Hemos escuchado que donde enfocas tu atención, eso es lo que tendrás. Hay personas que pasan de una tragedia a otra y cada vez peor, ¿ya entendiste por qué? Lo primero que tenemos que hacer es confiar en que realmente Dios nos ama ¿Cómo lo comprobamos? Porque: Ustedes conocen la gracia generosa de nuestro Señor Jesucristo. Aunque era rico, por amor a ustedes se hizo pobre para que mediante su pobreza pudiera hacerlos ricos. (2 Corintios 8:9)  Y también porque: él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado para que pudiéramos ser sanados. (Isaías 53:5)
Suficientes pruebas de su amor ¿no crees? Una vez que tenemos confianza en el amor de Dios, será más fácil permitir que él nos transforme la manera de pensar mediante su palabra, entonces lo que seguirá será comprobar su buena voluntad para no seguir pensando como todo el mundo en tragedias y catástrofes que algún día nos alcanzarán, pues estamos pensando en eso todo el día. Esto mismo que estamos leyendo cambia nuestra forma de pensar porque es la palabra de Dios, es su herencia, está en el testamento y nos pertenece a todos los que hemos creído que Jesús es el Señor.
8 En realidad, dice: «El mensaje está muy al alcance de la mano, está en tus labios y en tu corazón». Y ese mensaje es el mismo mensaje que nosotros predicamos acerca de la fe: 9 Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. 10 Pues es por creer en tu corazón que eres declarado justo a los ojos de Dios y es por declarar abiertamente tu fe que eres salvo. 11 Como nos dicen las Escrituras: «Todo el que confíe en él jamás será avergonzado». (Romanos 10:8-11) Así de sencillo, creemos y confesamos lo que creemos, entonces alcanzamos gracia (la palabra gracia se refiere a recibir un regalo aunque no lo merecemos) Dios decidió entregarnos todas sus bendiciones, promesas y riquezas por medio de Su hijo Jesús, aunque no lo merecemos.
 1Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús; 2 y porque ustedes pertenecen a él, el poder del Espíritu que da vida los ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte. (Romanos 8:1-2)
5 Los que están dominados por la naturaleza pecaminosa piensan en cosas pecaminosas, pero los que son controlados por el Espíritu Santo piensan en las cosas que agradan al Espíritu. 6 Por lo tanto, permitir que la naturaleza pecaminosa les controle la mente lleva a la muerte. Pero permitir que el Espíritu les controle la mente lleva a la vida y a la paz. (Romanos 8:5-6)
Así que entonces Dios nos da libre albedrío para que nosotros elijamos: o permitimos que nos controle la naturaleza pecaminosa o permitimos que nos controle el Espíritu Santo. El primero es muerte, el segundo vida ¿Qué vas a elegir? Esto es cada mañana, a cada momento, en cada decisión, en cada acción de tu día: 19 »Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes puedan vivir! (Deuteronomio 30:19)
A veces pensamos que las palabras de la biblia solamente son para los domingos en la iglesia, pero ese pensamiento está muy lejos de la verdad. Déjame platicarte que ayer escuché algo hermoso: Si te dan la noticia de que un pariente te dejó una gran fortuna y tienes que ir a escuchar el testamento para recibirla ¿irías? ¡Pues claro! ¡Obvio! ¿Verdad? Pues qué crees, el dueño del mundo te dejó una gran fortuna, sólo tienes que leer el testamento, hay uno antiguo y hay uno nuevo, pero ambos son una carta de amor para ti, está lleno de riquezas, de amor y libertad. Y por si no entendiste, te aclaro que el dueño del mundo es Dios, tu papá. El testamento que tienes que leer es la biblia y todas las riquezas de las cuales te hablo son las que ya conoces: Salud, paz, amor, felicidad, libertad, negocios exitosos, cuentas de banco llenas, cuidado y protección de ángeles del cielo… ¿qué más necesitas? 19 Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús. (Filipenses 4:19)
En el siguiente blog te voy a platicar: ¿Cómo permitir que me controle el Espíritu Santo? ¿Qué tengo que hacer?  
Pero por ahora habla con Dios, él te ama y no está enojado contigo ¡Háblale!

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¡Leer transforma!

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