jueves, 26 de noviembre de 2020

¿En realidad somos justos?

 

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. (2 Corintios 5:21 RVR 1960)

¿Se acuerdan que hablamos de lo importante que es estar conscientes, convencidos y seguros de nuestro lugar en el reino de Dios?

Quizá no me he explicado bien, o tal vez no me habías leído antes. De cualquier forma vamos a reiterar.

Reconocer que necesito que alguien me salve porque “ya no puedo más”, es algo que a muchas personas nos pasa por la mente, sobretodo en momentos de turbulencia (hay quienes viven en turbulencia, yo así era). Es en ese momento cuando volteamos al cielo para ver si hay un Dios que nos escucha ¡Y sí lo hay! ¡Es Jesús!

Dice la biblia que lo creamos con el corazón y también lo declaremos con la boca para ser salvados por Jesús. En ese momento en el que Jesús te escucha te toma de la mano y te traslada de las tinieblas a la luz admirable.

Aunque a tu alrededor parezca que no ocurrió nada, en el cielo hay una fiesta porque tú ya eres miembro del cielo, ya eres una nueva persona, Dios te ha entregado un propósito divino y todos en el cielo están felices. Para ti comienza un nuevo camino, y en cierta forma comienzas un entrenamiento para ser como Dios te diseño ¿Padrísimo, no?

Si lo crees, es tiempo de tomar tu lugar en el reino, a la mesa del Rey, porque ya eres hijo amado del Dios Altísimo.

Jesús siendo Rey se despojó de toda Su majestad para nacer de una mujer, se hizo hombre para morir en una muerte que tú merecías por el pecado. En esa cruz recibió en sí mismo tu vergüenza, condenación, enfermedad y pobreza; humillación, rechazo, ofensa, abandono y menosprecio. Lo hizo porque te ama, y al recibirlo él, tú ya no tienes que llevarlo en el alma.

Cuando Jesús escuchó tu oración, te entregó toda Su victoria, por Su gracia te justificó, limpió y apartó para Él, para que fueras la justicia de Dios en Él, es decir, para que tuvieras una relación correcta con Dios por medio de Cristo.

¡Así que podemos decir que somos la justicia de Dios por medio de Cristo Jesús!

Reconocer mi lugar en el reino de Dios no es soberbia, es un “Cargo” que lleva responsabilidades, pero Dios mismo nos entrena para ello, así que descansa sin preocupación.  Con toda confianza puedo citar las escrituras: “Yo soy la justicia de Dios en Cristo Jesús”.

En esta oración estamos declarando santidad, libertad, salvación, prosperidad, sanidad, gozo, paz, victoria, protección, etc. Entre más lo declaras, más lo crees y más se hace evidente en tus circunstancias, no te desesperes, quizá toma tiempo, pero sin duda lo verás.

¡Eres libre hijo muy amado de Dios!

Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.  (2 Corintios 5:19 RVR1960)

    

 

viernes, 30 de octubre de 2020

Ya no somos esclavas, somos hijas de Dios (2da Parte)


En la primera parte de este escrito, desmenuzamos la idea de ser hijos, y así como somos hijos de un varón y todo lo que esto significa, así mismo somos hijos de Dios, lo cual es mucho mejor y más agradable.  Ahora vamos a hablar acerca de estos versículos:

¡Despierta, oh Sión, despierta! Vístete de fuerza. Ponte tus ropas hermosas, oh ciudad santa de Jerusalén, porque ya no volverá a entrar por tus puertas la gente impura que no teme a Dios. Levántate del polvo, oh Jerusalén, y siéntate en un lugar de honor. Quítate del cuello las cadenas de la esclavitud, oh hija cautiva de Sión.  (Isaías 52:1-2 NTV)

Una vez que comprendemos que somos hijos de Dios, nos daremos cuenta del gran potencial que hay en esa realidad, y lo primero que ocurrirá es que sabremos que somos amados y libres de toda esclavitud. Quizá te estarás preguntando ¿esclavitud en estos tiempos? ¡No existe tal cosa! La realidad es que somos esclavos de temores, vergüenza, condenación, culpa, control, y no somos conscientes de ello, sin embargo todas esas cosas nos atormentan, nos esclavizan.  

Te invito a imaginar la escena en la que Dios nos habla las palabras que anteriormente cité de Isaías 52:1-2, trataré de describir una escena que Dios ha puesto en mi corazón.

Imagina una persona tirada en el piso, inconsciente, llena de polvo, sus ropas están gastadas, rotas y sucias, incluso está sangrando un poco de los pies, sus rodillas están heridas y su rostro está golpeado. Trae cadenas en el cuello, es un esclavo maltratado y herido, abandonado en medio de la nada, sólo hay polvo.

Un hombre camina hacia la persona con paso firme, no titubea, va directamente a encontrarse con él y al estar junto se inclina, suavemente le retira el cabello que cubre su rostro, se conmueve profundamente, trata de contener el llanto, pero unas lágrimas ruedan por sus mejillas. Traga saliva y dice:

   ¡Despierta, oh mi hijo amado despierta! Levántate del polvo, oh mi amado, quítate del cuello estas cadenas de esclavitud.      

Abre sus ojos y reconoce a su padre, lo abraza con fuerza y llora en su pecho. Lloran juntos y le dice:

   Ponte tus ropas hermosas mi hijo amado, vístete de poder, eres mi hijo y yo soy el Rey, olvídate de la esclavitud. De mi cuenta corre que nunca más entrará a tu vida gente impura que no tiene temor de mí, yo soy el Rey.

   Pero me perdí y te fallé, —responde la persona— ahora estoy aquí y tú me has encontrado, no soy digno.

   Eres mi hijo, eres para mí hermoso y valioso, no importa nada de tu pasado, sólo sé que te encontré y quiero darte todo lo que es mío para que los disfrutes. Siéntate en tu lugar de honor, el que te corresponde por ser mi hijo. No luches más, sólo siéntate y descansa en mi poder.  

No puedo evitar algunas lágrimas salir de mis ojos al escribir estas palabras, es el amor de Dios trayendo libertad a nuestros corazones. Si en algún momento te tocó ver o vivir el encuentro de un papá con su hijo y el abrazo profundo que se rodea de lágrimas, podrás entender esta escena. Solamente te recuerdo que el encuentro de un hijo perdido con el Padre (Dios) es mucho más profundo, real y liberador.

Dios te dice:

“No me importa tu pasado, ni tu condición actual, te he encontrado y de mi cuenta corre que nunca más te hagan daño. Vístete de poder y siéntate en tu lugar de honor porque eres mi hijo amado. Levántate y quita de tu cuello las cadenas de la esclavitud ¡Quítalas! Eres libre y te amo”. 

Ya no somos esclavos, somos hijos de Dios



 ¡Despierta, oh Sión, despierta! Vístete de fuerza. Ponte tus ropas hermosas, oh ciudad santa de Jerusalén, porque ya no volverá a entrar por tus puertas la gente impura que no teme a Dios. Levántate del polvo, oh Jerusalén, y siéntate en un lugar de honor. Quítate del cuello las cadenas de la esclavitud, oh hija cautiva de Sión.

(Isaías 52: 1-2 NTV)

“Ya no somos esclavos, somos hijos de Dios”, esta es una muy buena noticia que quizá a veces nos suena tan común que no alcanzamos a comprender todo lo maravilloso que eso significa. Estoy feliz de compartir contigo esto que Dios me ha ayudado a entender: Reconocerte hijo de Dios cambiará por completo tu manera de ver la vida y todas las circunstancias que te rodean.

Comencemos a deducir lo que significa ser hijo de alguien, pensemos en nuestro papá natural. Ser hijo es tener la misma sangre, el mismo ADN, quizá nos dirán “tienes los mismos ojos que tu papá”, “te gusta el queso igual que a tu papá”, “caminas igual que tu papá”, “hablas como tu papá”, etc. También significa pertenecer a una familia, con un nombre especial, una identidad específica, por ejemplo: “¿Eres hijo del doctor fulano?”, “¿Tú papá es aquel que hizo tal cosa?”, “¿Tu apellido es tal?” Y queramos o no, eso nos va dando una identidad, a veces una no muy buena, o al contrario.

Ahora que entendemos lo que significa ser hijo de alguien podemos trasladar ese mismo concepto a la realidad de ser hijos de Dios. Te invito a pensar detalle a detalle todo lo que esto significa, medítalo con calma: Eres de la misma familia, el mismo nombre, la misma sangre, el mismo ADN de Dios; lo cual quiere decir que caminarás como tu papá, hablarás como él, te gustarán las mismas cosas. Y sucederá así como con tu papá natural, de forma inconsciente, no tienes que esforzarte para ser como él, sería algo fingido, simplemente así será porque ya eres su hijo amado. Te escogió, te puso nombre y nunca nada ni nadie te apartarán de él.

Ahora pensemos en la otra parte, esa parte que te dará descanso, gozo y paz: Un papá es el que nos ama, nos cuida, nos ayuda a crecer, nos afirma, nos provee. Ningún hijo tiene que rogar a su papá por un pedazo de pan, por ropa o por unas vacaciones, un papá amoroso siempre querrá dar lo mejor a sus hijos ¡Imagina lo que papito Dios te quiere dar!

Si un pequeño tuviera miedo en la noche, simplemente gritaría: ¡Papaaaaá! ¡Papiiii ven! Y el papá correría inmediatamente para abrazar a su hijo… ¡Así es Dios!

Un papá correrá a salvar a su pequeño en medio de la noche, pero ese papá estará limitado por su condición humana, por el tiempo, el espacio y muchas otras cosas. En cambio Dios es todopoderoso, todo lo sabe, está en todo lugar,  siempre está allí. Es el dueño de todo el oro y toda la plata, es el Señor nuestro sanador, es el Señor nuestro proveedor y nos dará mucho más abundantemente de lo que pedimos y entendemos. Su nombre es sobre todo nombre, su palabra tiene poder, y aparte de todo eso tiene ejércitos de ángeles peleando por nosotros, subiendo y bajando bendiciones, sosteniendo nuestras vidas para que no tropecemos, y velando por nosotros de día y de noche.

Así  que amigo mío: ¡Despierta y vístete de poder! Levántate, sacúdete y siéntate en un lugar de honor.

En la segunda parte de este escrito te voy a platicar lo que esto significa.   

lunes, 3 de agosto de 2020

Es tiempo de abrir los ojos... urgente!



Ya es tiempo de abrir los ojos, es muy evidente lo que está ocurriendo. El mundo es un caos: las diferentes ideologías (a lo bueno se le ve como algo malo y lo que antes era malo, ahora resulta ser lo bueno); la violencia se puede ver a flor de piel en grupos de protesta con genuinos deseos de defender su causa; la persecución a diferentes niveles, por diferentes motivos con temas muy variados; y la naturaleza gime con una braveza que va en aumento, desde lugares tan apartados e insospechados que nadie puede creerlo. Y por supuesto el virus, no se sabe si fue plantado, planeado, o salió espontáneamente, lo cierto es que la humanidad completa, estamos en peligro.

Pareciera que no hay para donde correr, buscamos la paz, queremos de vuelta a nuestro mundo lleno de libertad... cosa que no sabíamos que teníamos y que perdimos, y ahora sí la valoramos, la echamos a perder. Ya no sabemos con que caos vamos a amanecer y las cosas pintan muy mal para los tiempos venideros, por eso urge ¡Urge abrir los ojos!

Necesitamos un héroe, necesitamos a alguien que detenga todo esto, necesitamos... una esperanza para nuestros hijos. 

Yo siempre tengo buenas noticias!!! Sí hay esperanza, yeiii...

Existe un camino, no es para todos, sólo algunos pocos abrirán sus ojos. Pon mucha atención: Hay un camino, 
*Es la fuente de vida,
*Es la cura milagrosa,
*Es el escudo protector,
*Es la fuente de la juventud,
*Es el tesoro de las riquezas,
*Es un manto de alegría,
*Es el camino, la verdad y la vida

Su nombre es Jesús, es el Cristo, el mesías, el salvador. Él pagó con su vida la deuda que nosotros nunca hubiéramos podido pagar, Él se puso en tu lugar y en el mío para que ahora nosotros disfrutemos del cielo en la tierra...

Pero no te confundas, hablar de Jesús no es hablar de religión: Jesús no es una religión, no es una lista de reglas que nadie puede cumplir, Jesús no vino a condenar a nadie, Jesús te ama, ¡Sí! te ama así tal cual eres, y vino para darte vida y para que la disfrutes en abundancia. 

Jesús es el Hijo de Dios y murió en la cruz cargando toda la maldad en sí, para que nosotros recibamos -sin merecerlo, sólo por amor- todas las bendiciones: Paz, amor, gozo, salud, riquezas. ("Hágase tu voluntad en la tierra como ya es en el cielo" ¿Ya te imaginaste cómo es en el cielo? Ningún enfermo, ningún pobre, ninguna persecución, ninguna perdida, ninguna traición. Eso pedimos cada día)

Equivocamos el camino, nos enseñaron mal y ya no hay tiempo para discutir, Sólo cree!!! (Jesús no está en un templo hecho con las manos, está en ti, búscalo dentro de ti mismo)... Ya ni siquiera podemos ir a los templos, pero no importa, Jesús vive dentro de ti, si tu se lo permites.

Busca a Jesús, vivir en su bendición, bajo sus alas, es algo emocionante y maravillosos!!! Habla con Jesús él te responderá... créelo! 

Abre tus ojos, es urgente, Jesús nos ha prometido que él estará con nosotros aun en los momentos más oscuros y veremos su salvación. Yo lo creo, lo he vivido y así será para ti también.     

 

domingo, 24 de mayo de 2020

Cuando todo termine




Cuando todo termine
No vuelvas atrás
No des pasos iguales
Para volver a empezar.

No será retomar el camino,
Será la nueva oportunidad.
¿Cuántos caídos?
No lo sabemos,
Pero por ellos
Vuelve a empezar.

Serán nuevos comienzos, sin duda,
Así que
Haremos un inventario:

Perdimos la prisa,
A cambio, obtuvimos el alma en nuestras manos.
Perdimos agendas,
A cambio, tenemos la familia en el regazo.
Perdimos negocios,
A cambio, elevamos un clamor.

Todo cambió,
Pero fue para bien, tenemos tiempo, no hay estrés.
Nos contemplamos para reencontrarnos, amarnos
Y luego a los demás.

El entrecejo fruncido se cambió por las sonrisas,
Las juntas, por los paseos al parque,
Las dietas fueron olvidadas.
Ya no hay socios… mi familia es mi tribu.

jueves, 19 de marzo de 2020

¿Es Dios quien mandó el virus?



Jesús dijo:

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir;
yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

“Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta”.

“Pero en aquel día venidero, ningún arma que te ataque triunfará. Silenciarás cuanta voz se levante para acusarte. Estos beneficios los disfrutan los siervos del Señor; yo seré quien los reivindique ¡Yo, el Señor, he hablado!”

En ningún momento creas o pienses que Dios envió este virus (Covid 19) para matar y destruir y robar la economía del mundo, porque él no es así. Antes de Jesucristo, en el Antiguo Testamento leemos historias en las que Dios envía juicio y destrucción inmediata y no porque es malo, sino porque es justo, ya que Él termina con la maldad de inmediato. 

Cuando entendemos el corazón de Dios y su profundo amor por nosotros, entonces comprendemos la grandeza que se realizó en la Cruz. Fue un pacto de sangre entre Dios y su Hijo amado, un pacto de amor para que tú y yo hoy disfrutemos de la vida, vida en abundancia.

Todo el juicio de muerte por el pecado -incluyendo virus, pestes, guerras y desastres naturales- recayó en Jesús. Él no cometió pecado, pero se hizo pecado por nosotros en la cruz, para recibir en su cuerpo, en sus llagas, en su vergüenza, en su desnudez; todo lo que la humanidad merece hasta hoy y se prolonga hasta que Él vuelva.

¿Y por qué muchos mueren y enferman? Porque no conocen la herencia que recibimos por medio de Jesús, incluso muchos que le amamos, le conocemos y le seguimos, también pasamos por ciertas situaciones porque estamos creciendo en el conocimiento de esa maravillosa “Gracia”, pero de todas esas cosas somos librados con victoria.

Quiero que sepas, que escribir todo esto -a mí primero que a todos los que me leen- me ayuda a entender ese amor espectacular que Jesús tiene para nosotros. Quiero que sepas que cuando estoy afligida, angustiada o temerosa, es cuando necesito escribir para entender mejor; entonces doy de Gracia, lo que recibo de Gracia y se los comparto.

Así que:

“Andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.”

Saber que Jesús me ama tanto, saber que toda la deuda que yo no hubiera podido pagar, él la pagó por mí. Reconocerme como su hija amada, me da tranquilidad de saber que estoy muy bien cuidada. ¡Sí! Tú también eres su hijo(a) amado(a), también Él murió por ti, también tú eres heredero de todas esas promesas ¡Recíbelas en tu corazón! Cree que es real, si todos lo creemos y lo confesamos ¿Qué crees? Estamos entrando a la atmósfera de Dios, en este lugar hay luz, hay paz, hay confianza, hay plenitud de gozo… y entonces las tinieblas huirán ¡Amén!

El coronavirus huirá, la pandemia huirá, la escases huirá, el aislamiento huirá… Cree que Dios lo hará, no es por tus fuerzas, no es por tus sacrificios, no es por tu comportamiento, sólo basta creer. Creemos que Jesús es el autor y consumador de salvación. Jesús dijo: “¡Consumado es!” es decir, ya se finalizó la obra, ya está concluida, ya el diablo está derrotado, ahora nosotros tomamos nuestra herencia y lo creemos: Confesamos vida, descansamos en la grandeza de Dios, en la plenitud de su amor. Vivir en amor, es vivir sin temor porque el amor y el temor no pueden estar juntos. El perfecto amor (que es el amor de Dios para ti) echa fuera tu temor.

Hay una historia muy interesante que Jesús contó a quienes lo escuchaban, esta historia sí es una parábola:

   Jesús se dirigió nuevamente a la gente y les contó la siguiente historia: «Un hombre plantó un viñedo, lo alquiló a unos agricultores arrendatarios y se mudó a vivir a otro país por varios años. Llegado el tiempo de la cosecha de la uva, envió a uno de sus siervos para recoger su parte de la cosecha; pero los agricultores atacaron al siervo, le dieron una paliza y lo mandaron de regreso con las manos vacías. Así que el dueño envió a otro siervo, pero a este también lo insultaron, le dieron una paliza y lo despacharon con las manos vacías. 

Entonces envió a un tercer hombre, a quien lastimaron y echaron a patadas.

   La historia sigue, pero hasta aquí fue cuando Jesús me preguntó “¿Qué ves?” Y dije: “Pues que los malvados maltratan a los siervos del dueño de la viña y los dejan con las manos vacías”... ¡Entonces entendí! Dios es el dueño, y nosotros los siervos que venimos por las ganancias de la tierra, pero los malvados (el virus, aislamiento y destrucción de la economía mundial) nos quieren golpear y destruir. ¡No es Dios!

   Él pelea por nosotros, el destruirá a los malvados, el virus tiene que doblar sus rodillas ante el poderoso Nombre de Jesús, cuando tu nombres a Jesús en tu casa, en tu negocio, en todas tus cosas, las tinieblas huirán.


   También tenemos que ser responsables y quedarnos en casa como lo mandan las autoridades, aprovecha este tiempo para conocer a Jesús. Háblale, cuéntale tus asuntos más profundos, él te responderá, abre tu biblia y escucha su corazón. 

   Jesús es amor y no condenación, Jesús es relación de amor y no religión, leyes, estatutos; Jesús te está buscando abre tu corazón. 

viernes, 6 de marzo de 2020

Feministas & Machistas





¿No es una locura? ¿En serio crees que fuimos creados para pelear? El verdadero sentido está en el origen:

“En el principio, Dios creó los cielos y la tierra. La tierra no tenía forma y estaba vacía, y la oscuridad cubría las aguas profundas; y el Espíritu de Dios se movía en el aire sobre la superficie de las aguas. Entonces Dios dijo: «Que haya luz»; y hubo luz.  Y Dios vio que la luz era buena. Luego separó la luz de la oscuridad … Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó. Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella…»
Entonces Dios miró todo lo que había hecho, ¡y vio que era muy bueno!”

¡Y nosotros peleando! Ay si de verdad somos tremendos los seres humanos. Decía una tía: “Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo” Lo único que nos falta es reconocernos. Sí, si cada uno reconoce su propio valor y respeta el valor del otro, eso sería suficiente. Pero la fuerza que rige este planeta es el amor, así que no sólo es respetarnos, sino también amarnos. Y me siento un poco loca al hablar del amor en estos tiempos de inseguridad, feminicidios, venganzas, géneros, virus, etc.

Veo en mi cabeza una imagen, es un salón de clase en donde todos gritan, corren, se pelean y de pronto alguien grita “Ya viene la maestra” entonces todos corren a su lugar y se quedan quietecitos y callados. Así mismo quiero gritar: “Ya viene, ya viene” ¿Habrá alguien que me escuche? Toma tu lugar, quédate quieto y deja que Dios ordene el caos, así como en un principio: “y el Espíritu de Dios se movía en el aire…. Entonces Dios dijo: «Que haya luz»; y hubo luz.  Y Dios vio que la luz era buena. Luego separó la luz de la oscuridad.…”


¿Sabes que para Dios somos como piedras preciosas? ¿Has pasado por una de esas hermosas joyerías y qué ves? Colguijes, aretes, pulseras, anillos de oro, piedras preciosas… ¡Se nos cae la baba! ¿A poco no? Todos esos aparadores están iluminados de una forma especial, para que las piedras brillen y proyecten esa luz que están recibiendo, entonces la hermosura de la piedra se aprecia según su naturaleza. ¡¡¡Así somos para Dios!!! En serio, Él es la luz que resplandece en cada uno de nosotros con sonrisas, abrazos, palabras agradables, entre más te acercas a la luz, más brillarás.

¡Y nosotros peleando! No veas a los demás, acércate tú y brilla con tu naturaleza, deja que la luz de Dios resplandezca sobre ti. Sí, hay muchas cosas que corregir, eso es cierto, todos queremos que los feminicidios terminen, que los crímenes sean juzgados. Queremos que nuestros hijos salgan a la calle a jugar, andar en bici; que nuestras hijas se reúnan con sus amigos en algún bar para reír y contar chiste, bailar un poco y volver a casa sin problemas. Nosotros mismos, queremos ir al cine o a cenar con amigos después de trabajar y que todo esté bien, todos lo queremos, pero la oscuridad nos está llenando de miedo, estrés, angustia. Eso no es brillar, y lo peor, si hablas de Dios te creen fanática cuando es Dios quien nos hará brillar y toda esa oscuridad tiene que menguar.

Dice la biblia que llegarán tiempos muy oscuros (yo creo que ya estamos en ellos) pero que donde abunda el pecado sobreabunda la Gracia. La gracia de Dios es su bondad, su bendición, su poder y así como hay malas noticias, sobreabundan las buenas noticias, pero tenemos torcido el enfoque. No te conviertes en una persona realista cuando ves lo malo que ocurre a tu alrededor, más bien te conviertes en fatalista. Porque también hay muchas cosas maravillosas que publicar,  y exaltar lo bueno no te hace débil o soñador sin fundamento.  

¡Brilla con la luz de Jesús! Publica lo bueno, las buenas noticias también sobreabundan.


¿Y si Dios nos hizo hombre y mujer, cuál es el verdadero rol de cada uno? Mira, no soy experta en familias, pero este tema me gusta mucho, es el fundamento de la sociedad. El diseño más hermoso que Dios creó es el de la familia, las mayores bendiciones siempre han sido a través de las familias, de las generaciones, el árbol genealógico, las herencias. Pero todo comienza con el rol del hombre y la mujer dentro de la familia. ¿Cómo lo sé si no soy experta? Porque si estudias la biblia allí está un modelo perfecto que te voy a platicar. Es un tema extenso, pero seré muy breve.

El esquema de Dios es el siguiente:

* El hombre se sujeta a Dios - Es obediente al lugar que le ha sido otorgado, es la cabeza del hogar (seamos sinceros, en un barco, en una empresa, o en una familia sólo puede haber un encargado para tomar la última decisión). Dios puso al hombre como cabeza del hogar, por eso es más frío, más determinado, más enfocado. Un hombre sujeto a Dios, jamás maltratará a su familia, jamás pisará a su esposa ni a sus hijos, porque sabe que son muy amados por Dios y los ha puesto bajo su cuidado. Por eso le manda que ame a su esposa y la cuide como a un vaso frágil (de ninguna manera quiere decir que las mujeres somos débiles o menospreciadas para Dios) lo que está diciendo es que el hombre es tan bruto y carnal, que se le olvidará tratar a la mujer suavemente. ¡No nos vamos a romper! Pero los hombres necesitan cuidar y proteger a sus hijos y a su esposa, porque está en su naturaleza. Un hombre sujeto a Dios jamás perderá el rumbo de su casa. Esto no lleva implícito que el hombre manda y la mujer se calla, esto no quiere decir que la mujer se queda en casa a cuidar a sus hijos, esto no quiere decir que el hombre tiene prohibido ayudar en las labores del hogar. Cada pareja sabrá cómo funciona según sus talentos, sus fortalezas y debilidades, pues trabajarán como un equipo. Pero el hombre es la cabeza para dirigir a su familia, él debe proteger y amar.

*La mujer se sujeta a su marido.-  Si la mujer se casa  con un hombre sujeto a Dios, lo que ocurre es que está confiando en que su matrimonio está dirigido por Dios. La mujer está segura y en buenas manos, no se sentirá menospreciada, ni pisada por su esposo. Al contrario, será tomada en cuanta como igual a la hora de tomar decisiones, porque la mujer fue hecha para ser la ayuda idónea del hombre (de ninguna manera quiere decir que es una simple ayudante). Lo que en realidad quiere decir, es que el hombre necesita ayuda ¿Por qué? Porque el hombre no ve más allá de sus narices, la mujer siempre tiene un panorama amplio y creativo, es sensible, ve los detalles, va a lo profundo de los asuntos. Por eso el hombre toma la decisión, porque la mujer abre la gama de posibilidades y el hombre es certero.

La mujer es quien edifica la casa, el hombre dirige la familia, pero la mujer la edifica. Es quien le da los cimientos, la fuerza, la unidad, pero una mujer llega a ese propósito cuando su esposo la sostiene con amor. Y el hombre dirige con certeza cuando su casa es fortalecida por una mujer inteligente.    
Como vemos, el hombre y la mujer son un equipo, cada uno es importante y necesario para el buen funcionamiento de la familia y de la sociedad, en realidad ninguno es más que otro, somos diferentes, somos complementos, somos necesarios unos y otros, para crecer y ser prósperos. La pareja decidirá sus roles dentro de la casa, en la intimidad cada pareja decide quien hace la comida, quien ayuda a lavar la ropa, quien saca la basura, etc. Recuerda que como equipo la mujer edifica y el hombre dirige.  

Y los hijos son obedientes a sus padres, también lo menciono porque en la actualidad, vemos como que los padres son obedientes a los hijos y allí también se rompe el esquema perfecto diseñado por Dios. Padres eduquen a sus hijos con amor, el amor también implica disciplina, comunicación, respeto, tiempo, empatía.  

¡Y nosotros peleando! Ya todo está escrito, el plan de Dios es perfecto, no es una ilusión inalcanzable, conozco muchos matrimonios sólidos y felices trabajando para mantener este esquema en función.

Hombre: ¡Haz que tu esposa brille!
Mujer: ¡Haz que tu esposo brille!
Padres: ¡Hagan que sus hijos brillen!
Hijos: ¡Hagan que sus padres brillen!

¿Cómo? No se critiquen.

Ahora para cerrar con broche de oro, pide a Jesús que te ayude, la verdad es que estamos tan perdidos y alejados de la verdad, que buscamos salvarnos a nosotros mismos, sólo para darnos cuenta que seguimos equivocados y vacíos. Jesús en tu vida hará la diferencia, él pone todo en su lugar. Mira, yo hace muchos años me divorcié, mi matrimonio era un asco, luego él falleció, pero ahora veo que sin Jesús nunca hubiera podido salir adelante con esta paz inexplicable. ¡Sólo pídeselo! Así, fácil: “Jesús ayúdame”. Él es tu verdadero salvador, descansa en él.   

sábado, 8 de febrero de 2020

La verdad del cielo no niega la realidad, la destruye.


Comenzaré explicando que aunque escribo sobre cosas del cielo, ángeles, bendiciones celestiales, etc. Esto no quiere decir que vivo negando la realidad en la que estamos viviendo. Entiendo, veo y vivo todas las malas noticias que nos rodean, noticias que como país no quisiéramos escuchar, noticias del mundo que nos dejan con la boca abierta por tanta maldad; igualmente escuchamos cosas tremendas en nuestra ciudad, incluso con nuestros vecinos o amigos. Y cuando se trata de la familia es mucho más doloroso.

Guerras, rumores de guerra, catástrofes naturales, la maldad de los hombres, a lo malo se le llama bueno y a lo bueno se le considera malo. La frialdad del ser humano de unos contra otros, el amor distorsionado de sí mismos, las tendencias de corrupción, suicidios, secuestros, robos, asesinatos, una perversión que no se tolera ni se alcanza a comprender, etc., etc.

Sí lo veo, sí me duele mi corazón, sí acudo a Dios para que nos ayude a soportar y seguir avanzando, pero en ello, en estas oraciones es cuando digo: “quizá lean lo que escribo tres o veinte o cincuenta, o los que sean; pocos o mucho tienen que saber que hay un futuro y una esperanza”.

Dios sí nos habla, Dios sí nos ama, él no está enojado, no está enviando juicio porque ya todo fue pagado en la Cruz, Jesucristo dijo “Consumado es” y él no hace nada a medias. La pregunta es: “¿Cómo lo van a saber si nadie se los dice?” Por eso escribo todas estas cosas, para que los que se acerquen, crean que es real, que Dios perdona a todos aquellos que le buscan y somos apartados de toda la maldad que va a suceder porque está escrito.

La buena noticias es que si te acercas a Jesús, el único camino, la única verdad en la cual encontramos la vida, entonces serás apartado y verás caer a mil a tu derecha, verás caer a diez mil a tu izquierda, pero a ti no te sobre vendrá ningún mal. De todas las cosas serás librado con victoria ¿Sabes por qué lo digo? Porque lo he vivido una y otra vez.

Vivir tomados de la mano de Jesús, te empodera, te hace fuerte, te lleva a la victoria y quizá a tu alrededor muchos se molesten y se enojen sin saber por qué. Ni modo, así son las bendiciones, hacen enojar a muchos, pero ese no es tu problema, quizá algún día se acerquen para recibir lo mismo o más. La invitación es para todos.

Busquemos la verdad del cielo que destruye una realidad sin luz. ¡Busquemos a Jesús!

miércoles, 29 de enero de 2020

Busca el reino.



Jesús te dice hoy:

“No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino.”

¡Wow! Qué hermoso ¿No crees? Ahora bien, si no te emocionas es porque no tienes ni la menor idea de lo que eso significa…

Tú: ¿Dios me ha dado su reino para tener muchos angelitos cantando aleluyas a mí alrededor?

Yo: Nooo, ¡Claro que no! Una vez que estés enterado de lo que significa, brincarás de gusto así como yo ahora mismo (metafóricamente hablando, ya que ahora mismo estoy escribiendo).

Tú: ¿Qué hay en el reino de Dios que le ha parecido buena idea dárnoslo?

Yo:
Mira que he pasado muchos años estudiando la biblia, no porque sea una súper ñoña sabelotodo ¡Ja! Es todo lo contrario, he sido tan necia y he cometido tantos errores que tuve que buscar la verdad de la verdad que me ayudara a salir del hoyo, y sinceramente me ha sorprendido lo que he encontrado.

Descubrí primero que todo, que el cielo es real, el cielo es un reino verdadero, por supuesto hay un rey y quiere que todas las personas, los más posibles formen parte de ese reino (Tu y yo estamos invitados, aunque a decir verdad, yo ya puedo asegurar que soy ciudadana del reino de los cielos ahora mismo. No presumo, es la verdad).

Después de eso, descubrí que hay ejércitos poderosos ejecutando los decretos del rey. Esos ejércitos son ángeles, arcángeles y querubines. Unos son ministradores, otros sanadores, otros anunciadores, otros guerreros, recordarás a Miguel y a Gabriel; hay muchos y son como ya lo expliqué ¡poderosos! Para nada son bebitos en pañales con arpas cantando todo el día. Son el ejército de Dios, luchando a nuestro favor… aquí ya puedes empezar a decir “wow”.

Me ha sorprendido por ejemplo, que cuando nació Jesús, se apareció un ángel a los pastores, dice la historia que un resplandor los rodeó y ellos tuvieron miedo, pero después que el ángel habló con ellos apareció una multitud de huestes celestiales cantando. Eso debió haber sido un espectáculo maravilloso, ¿qué opinas?

Otra cosa maravillosa que descubrí es que en el cielo no hay tiempo, es decir, las personas ya no envejecen, todos en el cielo son jóvenes. Así que cuando nos imaginamos a Dios como un anciano de barba blanca estamos muy equivocados. ¿Has pensado que Jesús cuando fue crucificado tenía 33 años? Luego resucitó, así que al resucitar y subir al cielo como cuenta la historia, él tenía 33 años y así continúa por los siglos de los siglos. Luego leemos que Jesús dijo, “el que me conoce a mí conoce a mi Padre y el que conoce a mi Padre, me conoce a mí”. Así que el Padre de Jesús y nuestro también, para nada es un viejito enojón.

Por lo tanto sacamos una deducción interesante: en el cielo nadie se enferma, nadie tiene accidentes, nadie llora o está triste, nadie envejece, nadie muere.

Ya voy a resumir, porque además te estoy diciendo lo que ya sabes, sólo que al leerlo de esta manera quizá tus conceptos cambien para bien. (Y esto no tiene nada que ver con alguna religión, esto sólo es lo que leí y estudié). Dice nuestro manual de vida, es decir, nuestra herencia, o sea el testamento que nos fue entregado (la biblia pues). Que en el cielo las calles son de oro, (no con barniz de oro, no con chapa de oro, sino ¡Oro puro!). Las murallas son de piedras preciosas y todo lo que hay produce vida y se multiplica.

¡Ese es el reino que a Dios le ha placido darte, a ti, si a ti que estás leyendo!

Tu: ¿Y cómo hago para hacerlo efectivo, porque mañana no tengo para pagar la tarjeta de crédito?

Yo: ¡Sólo cree! Y pide, pide a tu Padre en el secreto de tu habitación y todo lo que pidas creyendo, lo recibirás.

Hay un ejército de ángeles disponibles para defenderte, hay sanidad para tu cuerpo, hay riquezas más allá de lo que imaginamos. No hay condiciones como predican en algunos lugares, si crees que Jesús es el Rey de reyes y crees en todo lo que te acabo de contar, ya está hecho.

Jesús te dice:

“Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás, y él les dará todo lo que necesiten”.

Para ser sincera, yo si le pregunté a Jesús: ¿Qué tengo que hacer?, pero él me contestó: Esa no es la pregunta, porque no se gana ni se obtiene por tus fuerzas, es demasiado perfecto, puro y santo para ser ganado por cualquier hombre. Yo ya lo hice por ti y me ha placido dártelo.

Amigos, ¿han conocido amor igual? Esto es sorprendente… aun así quería saber la forma en la que puedo acceder a esa búsqueda del reino para encontrarme con todas esas. Así que pregunté de nuevo:

-Sí Señor tienes razón, pero entonces ¿cómo buscar y encontrar tu reino?

Jesús me contestó:

-Búscame a mí, busca mi rostro, escucha mi voz, siente mi abrazo, recibe mi amor, lee mi palabra. Las personas están muy preocupadas queriendo ser perfectas, pero yo así los amo y los he perdonado. Para todo aquel que me busca de verdad, esto y más está disponible. No te canses de buscar, sólo cree y sigue avanzando, yo voy contigo tomados de la mano. 

lunes, 27 de enero de 2020

¡Ahora te mostraré mi Poder! -Jesús-




Es muy controversial pensar que una persona al solamente creer que:

 Jesús te ama tanto que murió crucificado en tu lugar, y por creerlo ya estás lavado, purificado y justificado delante de Dios.  Este solo acto de creer y confesar que has creído, te hace heredero de Dios por medio de Jesús. 

Es decir, no tenemos que ganar nada, solamente es necesario creerlo.

Juan el Bautista predicaba el ser purificado por arrepentimiento de pecados, pero él mismo dijo que creyeran en el que vendría después, es decir, Jesús. Y Jesús ahora mismo para nosotros es la Gracia, es el nuevo pacto en el que ya se pagó todo por nosotros. Nuestro esfuerzo es descansar en la obra consumada en la cruz, con la cual ya hemos sido perdonados.

La pregunta es: ¿Recibiste el Espíritu Santo cuando creíste? Quizá tu respuesta es: Ni siquiera había escuchado que había un Espíritu Santo. La siguiente pregunta es:

  A) ¿has creído que tu salvación es por tu arrepentimiento? ó
 B) ¿has creído que tu salvación es porque Jesús te ama, y así nada por su amor, él te ha hecho justo?

Si has creído que el amor de Jesús es suficientemente poderoso para morir en tu lugar, y por creer en ello ya estás justificado, entonces te tengo buenas noticias: 

1- Cuando termine tu tiempo en la tierra irás al cielo directamente, 
2- También te diré que vivirás de manera diferente de ahora en adelante, 
3-  y la mejor noticia de todas: ¡Recibirás poder! Es decir, al Espíritu Santo de Dios viviendo en ti.

Te preguntarás: ¿Significa que de ahora en adelante tendré una vida aburrida porque el Espíritu de Dios vive en mí? No, claro que no, al contrario, tendrás una vida plena, llena de momentos felices; durante las batallas de la vida (que seguro las tendrás) vivirás con una paz que tú mismo no podrás comprender, en los momentos de dificultad siempre habrá provisión, en las dudas encontrarás respuestas, en los momentos de soledad sabrás que en realidad no estás solo, en las debilidades y tentaciones, tendrás una luz que te ayudará a salir adelante en victoria. 

También tendrás una vida llena de aventuras sobrenaturales, tal vez dejarás de hacer algunas cosas que sabes muy dentro de ti, son cosas dañinas, pero por tus propias fuerzas no puedes dejar, con ese maravilloso poder dentro de ti será más fácil.

Al creer en el poderoso amor de Jesús que te ha rescatado, limpiado y llevado a un lugar de descanso, te recomiendo que hables con él, Jesús te escucha y te habla. Aquieta tu mente para que lo escuches dirigir tu vida, déjalo ser Dios. Te aseguro que sus planes son mejores que los tuyos, sus caminos son mejores, y sus consejos son perfectos para ti. Él es Dios y ve todas las cosas, ve lo pasado y lo por venir, así que lo que él te diga será lo mejor. Y te aseguro que tendrás una vida divertida, plena y llena de amor.  

Cuando hables con Jesús entrégale tus heridas, enojos, frustraciones, deseos de venganza, pleitos, celos, adicciones,  para que recibas la plenitud de Su Paz.

Jesús te dice:

 <<Ahora te mostraré mi poder, ahora te mostraré mi fuerza. Al fin sabrás y entenderás que Yo Soy el Señor>>.


viernes, 3 de enero de 2020

Recibe la bendición


Hubo un hombre que a los cien años tuvo su primer hijo. La esposa de noventa años era estéril, pero aun así, a pesar de la esterilidad, a pesar de la edad, a pesar de que ella ya no tenía el proceso natural de cada mes, y a pesar de que eran épocas tan remotas, que ni siquiera había médicos (propiamente dicho), por lo que tampoco había tratamientos de fertilidad, ni suplementos que le ayudasen. A pesar de tener todo en contra, ellos tuvieron su primer hijo.

Un día, aproximadamente quince años antes, dicho varón llamado Abram, se enteró que su sobrino Lot había sido capturado en medio de una guerra. Cinco reyes se habían rebelado contra el dominio bajo el cual estaban,  los reyes eran de Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim y Bela, se prepararon para la batalla en el valle del mar Muerto. Lucharon contra el rey de Elam, de Goim, de Babilonia, y de Elasar, estos cuatro reyes estaban unidos para defender sus territorios dominados. Así que en esa guerra eran cinco reyes contra cuatro, cada uno con su ejército, pero no pudieron derrotarlos.

Los invasores victoriosos saquearon Sodoma y Gomorra y emprendieron el regreso a su tierra con el botín de guerra y los alimentos. Habían capturado a Lot —el sobrino de Abram que vivía en Sodoma— y se llevaron todas sus pertenencias.

Abram al saber de la captura, movilizó a toda su gente y salió a perseguir al rey que encabezaba a los invasores, lo persiguió hasta derrotarlo, después fue contra los aliados a quienes emboscó de noche y así recuperó todos los bienes que habían sido tomados. Finalmente Abram logró la victoria, recuperó todas las cosas y rescató a todos los cautivos de guerra.

Fue así que el rey de Salem, llamado Melquisedec, salió a encontrarse con Abram. Melquisedec  era rey y sacerdote del rey altísimo. Allí bendijo a Abram, le dio pan y vino y pronunció estas palabras:
 «Bendito sea Abram por Dios Altísimo, Creador de los cielos y la tierra. Y bendito sea Dios Altísimo, que derrotó a tus enemigos por ti».

Luego Abram dio a Melquisedec una décima parte de todos los bienes que había recuperado. Tiempo después, el Señor Dios altísimo, habló en sueños a Abram y le prometió protegerlo y darle gran recompensa.

Todos nosotros, así como Abram, entendemos que la palabra recompensa se refiere a algo material, riquezas abundantes. Ahora bien, si es Dios quien te lo dice, entonces podemos esperar recompensas increíbles, es por eso que Abram le respondió: “Pero no tengo a quién heredar, no tengo hijos.”

El Señor llevó a Abram afuera y le dijo:

—Mira al cielo y, si puedes, cuenta las estrellas. ¡Esa es la cantidad de descendientes que tendrás!

Y Abram creyó al Señor, y el Señor lo consideró justo debido a su fe.

Y así sucedió, Abraham quince años después tuvo a su primogénito, el único hijo que tuvo con su esposa (se hace la aclaración porque también tuvo un hijo de la esclava de su esposa, Sara quería un hijo y como la promesa de Dios no se cumplía, entonces le pidió que tuviera un hijo con su esclava).

Pero además de darle descendencia, Dios también lo enriqueció con bienes materiales. En aquella época contaba como riqueza tener animales, tierras, sirvientes, y posesiones, así fue hecho con Abram, además de todo eso le prolongó la vida. Abram (que después Dios le llamó Abraham) vivió muchos años, pero no era un ancianito decrepito y senil. Abraham era un hombre fuerte, no cualquiera puede procrear a los cien años, además la historia lo describe como un hombre próspero y trabajador.  

Las historias bíblicas son hechos históricos y no cuentos inventados, son tan reales, que se parecen mucho a nuestra realidad (claro que haciendo a un lado los detalles de las diferentes épocas, ¿pero quien no quiere ser rico y tener fuerza física hasta la vejez?). Lo primero que pensé al leer esta historia fue: ¿Cómo dos viejitos pudieron procrear? Pero no sólo eso, sino lidiar con un bebé, amamantarlo, aguantar desveladas, llantos interminables, y cuando ya parece que todo está tomando forma, el bebé empieza a caminar y hay que andar tras él corriendo por todos lados. Enseñarlo a comer, a ir al baño, es exhaustivo de verdad.

Uno puede pensar que eran dos viejecitos de cien y noventa años cada uno, quizá al haber sido prosperados tuvieron sirvientes que los ayudaron con la crianza de su hijo, pero no, al leer la historia uno se da cuenta que eran adultos fuertes y hermosos en apariencia.

Es por eso que lo segundo que me impresiona de esta historia es que la esposa de Abraham, llamada Sara, era tan hermosa, que aun en su vejez, uno de aquellos reyes perversos, la deseaba como mujer, casi la hace suya, pero Dios lo detuvo. Sara tenía noventa años cuando eso ocurrió, fue deseada por un rey para poseerla, por lo tanto no era una viejecita, era más bien un ¡Mujerón!  Lo bueno que Dios intervino y no pasó a mayores.
Lo que podemos destacar de esto es que cuando Dios le prometió recompensa a Abraham, le dio herederos, riquezas y su esposa era tan hermosa y deseable como cualquier mujer joven. ¡Dios es maravilloso! ¿No crees?

La mejor noticia es que toda esta historia está escrita para que cada detalle lo descubramos, y así mismo, entendamos la naturaleza de Dios. Es entonces que  vamos a tener la seguridad de que esto mismo lo podemos recibir. Al leer la historia de esta pareja nos damos cuenta que Dios es poderoso y si lo hizo con ellos ¿qué impide que suceda con nosotros? Dice en el nuevo testamento que nosotros hemos recibido todas las promesas dadas a Abraham, por medio de Jesús. Esto quiere decir, que cuando Jesús murió en la cruz anulando todo los decretos que nos eran contrarios (muerte, enfermedad, tristeza, escases), y a cambio recibimos por gracia todas las promesas y bendiciones que le fueron dadas a Abraham: Riquezas, fortaleza, larga vida, juventud, belleza y multitud de herederos, de entre los cuales nosotros somos contados (y si somos herederos de Dios por medio de Jesús, entonces apropiémonos de lo que ya es nuestro).

Ahora pasemos a la parte más importante, y se trata de desmenuzar esta historia, porque todos queremos la bendición que recibió Abraham, y hemos dicho que ya es nuestra por medio de Jesús, eso quiere decir que lo recibimos por Gracias, y cuando hablamos de “Gracia” es fundamental entender que no es por obras (o sea que nosotros no tenemos que hacer nada) para que nadie se gloríe (o sea para que nadie se sienta más que otro) cuando hablamos de Gracia estamos diciendo que recibimos por fe, Sí ¡Se recibe por fe! (sólo creer que es posible, eso ya es fe).

¿Qué vio Dios en Abram? ¿Por qué lo escogió para bendecirlo? Primero es que cuando Abram supo que su sobrino estaba en problemas, decidió movilizar a toda su gente e ir a rescatarlo, y no sólo eso, sino además recuperó todo lo que había sido robado. En el corazón de Abram había un celo por su familia, un amor genuino, se incomodó a sí mismo para ir al rescate de los suyos y derrotar a sus enemigos. (¿No te suena familiar? Se parece al corazón de Jesús).

Tanto se sorprendió el rey de Salem por este hecho, que como sacerdote del rey altísimo salió a su encuentro, le dio pan, vino y lo bendijo. Estoy segura que Dios lo motivó para hacer tan grande regalo. Debido a esta bendición es que Abram fue fortalecido al igual que su esposa, fueron fuertes y jóvenes hasta la vejez. Pero como Abram ya había mostrado la naturaleza de su corazón, no nos sorprende que en agradecimiento, le regala el diez por ciento de todos los bienes recuperados a Melquisedec. (En este párrafo están los secretos del cielo, que pido a Dios te los haga entender).  

En este punto de la historia todavía no había nacido Moisés, no había mandamientos, ni leyes escritas, todavía no estaba estipulado entregar los diezmos y ofrendas a los sacerdotes. Así que fue un acto puramente de agradecimiento por parte de Abram. Me quiero imaginar a Dios sonriendo por todo esto, entonces un día Dios le habla a Abram, le cambia el nombre a Abraham y le ofrece gran recompensa, y de inmediato Abraham le cree y le fue contado por justicia.

¿Sorprendidos? ¡Yo sí! ¿Cuántas veces Dios te ha sorprendido con bendiciones inesperadas? Entonces quizá fue porque lo hiciste sonreír. ¿No has recibido? Practica bendecir a otros y verás cosas hermosas llegar a tu vida. 

La Verdadera Pascua (Paste 2)

En el escrito anterior hablamos del verdadero origen de la Pascua, es una fiesta que Dios marcó para que se celebrara para siempre, fue cua...