jueves, 14 de septiembre de 2017

Ya me operaron!!! (2a Parte) El quirófano

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Muchos de ustedes ya saben que soy una mujer de oración, y por si no está clara esta idea, significa que disfruto grandemente el tiempo que paso hablando con Dios. Es un tiempo en el que he aprendido a platicar con Dios y platicar significa un diálogo en en que dos personas hablan y escuchan. Así que antes de entrar al quirófano estuve orando, lo que más deseaba era sentirme en los brazos de mi amado, quería que las aguas turbulentas del nerviosismo estuvieran en reposo. Le pedí a mi Señor Jesús que le quería ver, que me llevara al cielo mientras estuviera dormida... La verdad, que yo recuerde conscientemente, eso no ocurrió, pero definitivamente él estuvo allí.

Cuando me despedí de mis compañeros de la sala de pre-anestesia me llevaron por un pasillo largo, entonces le dije al doctor Silva (Este doctor es un joven de aproximadamente 35 años, seguramente el doctor López Gavito quien me operó, le asignó la responsabilidad de estar al tanto de mi caso porque fue quien me llamó para hacer el cambio de fecha para la operación, él me recibió en el área de hospitalización para mi ingreso, también me visitó antes de la cirugía y me explicó el proceso que se iba a seguir, fue por mí a la sala de pre-anestesia y estaba allí cuando desperté de la anestesía). Por el pasillo le comenté que era un pasillo muy largo y me respondió que eran diez quirófanos y a mí me asignaron el número uno que estaba al final del pasillo. Entonces le pregunté que si hacían diez operaciones por día y mi sorpresa fue saber que sólo en el primer turno, porque por la tarde hay un segundo turno y se hacen otras diez operaciones sólo en esa área del hospital, más las demás especializaciones.

¿Te imaginas cuántos milagros se llevan acabo diariamente en ese hospital? Tengo que expresar la tristeza que siento al saber que el gobierno ha decidido disminuir el presupuesto sólo para invertir en las campañas políticas para las próximas elecciones. Si nuestros líderes responsables de estas decisiones no cambian esa mentalidad retrógrada y en lugar de hacer fiestas exuberantes para las elecciones, decidieran aumentar presupuestos en salud y educación, entonces nuestro país sería mucho mejor de lo que ya es. Es simple, un ciudadano con educación y con todas sus facultades físicas y mentales en funcionamiento, es un ciudadano productivo. Pero bueno, eso es otro tema.

Al entrar al quirófano me saludó la médico anestesista, me explicó lo que me iban hacer y que me iban a dormir para que no estuviera nerviosa. Mientra ella hablaba yo veía hacia el techo una lámpara con luz blanca (por cierto muy moderna la lámpara) frente a mí había una pantalla muy grande en donde estaban proyectando mis radiografías, tomografías e imágenes de mis pies. Pero después en el techo comencé a ver una especie de vapor, eran como figuras blancas de vapor con brillos o burbujas brillantes y entonces le pregunté a la doctora que si ya me había comenzado a dormir y me dijo que todavía no me ponía nada que ella me iba a indicar el momento para que yo estuviera consciente del proceso. Entonces volví a ver hacia el techo y allí estaba ese vapor brillante que me llenó de paz, alcé mi mano para tocarlo y se acercó el doctor: "¿Tiene algún problema?" -preguntó. "No, sólo dígame si hay una especie de vapor o algo que pongan en el aire, mire". Traté de tocarlo nuevamente, pero el doctor tomó mi mano y la bajó, me dijo: "No hay nada señora, ya está alucinando y no le hemos puesto nada". Entonces yo me reí y por algún motivo me sentí muy feliz, sabía que la gloria de Dios estaba en ese lugar. El doctor dijo: "Ya duerman a la señora". Vino la doctora y me indicó, "Señora, en este momento le estamos aplicando lo que le va ayudar a dormir." Inmediatamente me perdí.

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No recuerdo nada, después me dijeron que hubo un momento en el que tocí mucho y no podía respirar, así que disminuyeron la dosis que me mantendría dormida, pero no recuerdo nada, desperté cuando ya estaban terminando de ponerme el yeso. El doctor Silva  me dijo que todo había salido bien y había sido un éxito. No me sentía mal, no tenía miedo, ni sentía aquel frío que da al despertar de la anestesia, no sentí dolor, ni angustia. (Veinte años atrás ya me habían operado de mis pies, por eso ya sabía todo lo horrible que es despertar de la anestesia, pero en aquellos años no tenía ninguna relación con Dios, así que puedo decir contundentemente que vivir con Jesucristo a vivir sin él es un abismo de diferencia.) Despertar de esta anestesia, fue despertar en los brazos del amado que te da seguridad, calor, amor y nada te duele. Él estuvo allí, no lo ví, pero no fue necesario, su amor me arropó de muchas formas. Al regresar a mi cuarto mi hermana me recibió y me dijo: "Gaby, te ves muy bien, como si nada ¿estás bien?" Evidentemente, el amor de Dios es increible.

Ahora sé lo que significa ser hija de Dios, vivimos en este mundo, pero no somos de él, somos ciudadanos del reino de los cielos y podemos dar testimonio de lo real que es.  Si quieres experimentar lo mismo, sólo entrégale tu vida a Jesús ¿Cómo? Sólo se lo tienes que pedir, dile que quieres que él sea tu Señor y salvador.
   

Ya me operaron!!! Todo se cumplió, Dios es bueno (Parte 1)

He aprendido tanto con todo esto, quisiera decir mil cosas, pero necesito ser muy clara y específica, así que trataré.

La fecha de la operación era  martes 29 de agosto. Debería de hospitalizarme el lunes 28 a las 11 am, así era la cita, así que ya teníamos todo planeado para salir el domingo 27 por la tarde hacia la ciudad de México, pero el sábado 26 por la noche me llamaron del hospital para recorrer la cita al 1o de septiembre... ¡Parecía una broma. Ya había esperado dos meses por esta fecha! Además cabe mencionar que el jueves anterior a mi hermana le rompieron el parabrisas de la camioneta en la que íbamos a viajar y otros pequeños detalles que querían detener el plan de Dios. Sinceramente, fueron tonterías, pero allí estaban estorbando, así que me puse a orar con firmeza y con toda la autoridad que nos da el ser hijos de Dios, el Dios altísimo, toda rodilla se dobla ante él. Así que tuve la convicción de poner en práctica lo que dice la biblia: "No den lugar al diablo", "No tenemos lucha contra sangre, ni carne, sino contra huestes de maldad en lugares celestiales", "Echen fuera demonios", "Revistanse de toda la armadura de Dios", "oren en todo tiempo". etc, etc.

Ahora les cuento la victoria: Viajamos en la camioneta de mi hermana sin problemas, me acompañaron mis dos hermanas y mi cuñado que se ha portado increíble (Dios tiene un gran plan para él, lo puedo ver claramente) Me hospitalicé en el tiempo determinado, la atención de cada enfermera, doctor, camillero... bueno, hasta nutriólogo tuve, todo excelente. Recuerden que me operaron en el Instituto Nacional de Rehabilitación, en el área de ortopedia con los mejores especialistas del país en deformidades neuro-musculares. Con esta experiencia pude valorar mi país porque tenemos los mejores doctores, desde el ingreso al hospital en administración, los guardias, camilleros, enfermeras, intendentes, hasta el eminente doctor especialista que me operó; todo el personal con un trato muy amable (A mí me gustaría saber si fue la gracia de Dios para mi vida o realmente así es la atención en general.) Independientemente de eso, quiero que todos conozcan que en México tenemos hospitales con los mayores avances médicos y la profesionalización del personal en  cada área es notoria. Tenemos gente brillante y lo más importante de todo es que se siente la calidez, la humanidad, el corazón con el que hacen su trabajo. (Lo triste de todo y por supuesto entre paréntesis, es que el gobierno mexicano ha decidido bajar su presupuesto en el gasto de salud, lamentable de verdad)

Me hospitalicé el jueves 31 de agosto a las 12 del día, el viernes 1o de septiembre a las 5 de la mañana llegaron las enfermeras por mi. Me levanté para cambiarme la pijama y ponerme la bata del hospital, me acosté nuevamente en mi cama, me cobijaron bien y en esa misma cama me trasladaron a la sala de pre-anestesia. Allí nuevamente me tomaron algunos datos médicos para corroborar información y en seguida me cambiaron a la camilla en donde me trasladarían a quirófano. Pero antes de ser trasladada, estuve junto con otras ocho personas en las mismas condiciones que yo, algunos se veían más nerviosos que otros, a dos señoras mayores las durmieron desde ese momento porque tenían dolores y su estrés era demasiado. En lo que preparan a uno, luego al otro y pasa el tiempo, pudimos intercambiar algunas palabras entre nosotros y supe que el varón de enfrente de mi tenía 38 años, lo iban a intervenir de la rodilla, el señor de a un lado le dolía mucho la espalda, tenía 56 años, llegó muy nervioso, pero después se relajó. Al final llegó una niña de 9 años, se nos rompía el corazón porque primero llegó muy animada, veía todo con esa mirada de asombro que ven los niños... pero cuando tuvieron que picarla para ponerle el suero, lloraba porque quería a su mamá. Entonces todos  nos conmovimos, quizá nos sentíamos como esa niña, pero no podíamos llorar, el valor de uno, le daba valor al otro.

En eso estábamos cuando llegaron por mi, fui la primera en salir hacia el quirófano, todos me desearon suerte al igual que yo a ellos, creo que en esos momento te hermanas con los demás, nos unía ese momento crítico de estar en antesala al quirófano y todo lo que eso implica. Te sientes vulnerable,te cubre sólo una manta y una bata que al menor descuido se abre y te deja al descubierto; sabes que en unos momentos más quedarás literalmente en las manos de Dios, inconsciente, desnuda, una parte de tu cuerpo será abierta e invadida por instrumentos metálicos que sabrá Dios si serán aceptados en tu organismo.  Creo que fue muy arropador saber que no estaba sola, que un grupo de personas está en las mismas condiciones y tal vez todos en silencio están clamando a Dios. No sabemos los nombres, ni los apellidos, ni la historia, ni triunfos, ni fracasos, ni cuentas de banco, ni deudas, nada sobre la familia, nada sobre ideologías o preferencias de los demás... Sólo se descubría el carácter, la educación, el corazón de cada uno por sus comentarios, actitudes, reacciones. Estuvimos tres horas, tiempo suficiente para sentir angustia, desesperación, molestia, resignación, paz y finalmente hermandad con los demás. Entras al quirófano, te duermen y al despertar estás en la sala de recuperación, allí pude saludar a dos de mis compañeros de la antesala y de allí cada uno a su vida.

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La Verdadera Pascua (Paste 2)

En el escrito anterior hablamos del verdadero origen de la Pascua, es una fiesta que Dios marcó para que se celebrara para siempre, fue cua...