lunes, 22 de julio de 2019

Querido amigo:

Estimado Mario, dijiste que un verdadero poeta, de esos que hablan poesía, sueñan poesía, beben, visten, bailan poesía; esos poetas son los originales en su esencia y no tienen nada más que dar que su vida misma.

De su fuente interior la esencia de sí salpica palabras que bailan melodías tristes o turbias o alegres; figurativas o acrisoladas, pero nunca mentira, nunca falsedad, nunca fantasía.

El poeta no, el poeta se plasma así mismo en cada verso, en cada estrofa.

Así David, así Salomón, así Daniel, así Job. Cada uno habla de gracia, victoria y redención, esa verdad misma que refresca al lector.

Así querido amigo, los vemos a lo largo de los años, las épocas, las distancias, contar desde su alma tanta similitud.

¿Te conté que David (el rey más amado de Israel) fue padre de Salomón (el más grande de los sabios que ha tenido la humanidad)? No fue su único hijo, pero Absalón lo traicionó, guardaba rencor en su corazón porque no defendió a su hermana, quien fue deshonrada por su medio hermano; así las cosas con sus hijos. Pero no fue todo, tuvo otro hijo con la esposa de uno de sus guerreros a quien fraguó matar ocultamente para quedarse con su mujer, ese hijo murió. Aunque después de su profundo arrepentimiento, Dios dio a David, a su hijo Salomón para que fuera el sucesor al trono.

Como ves, no son los perfecto los favoritos de Dios, sino los que tienen un corazón dispuesto para él, de donde surgen hermosas poesías. Tu querido Mario, segura estoy que así de favorito eres para Dios (tan vivo y real como el aire).

No es con nuestras fuerzas, sino con la poesía que baja del cielo, cuando una luz brilla y todo cambia de color.

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Fuimos destruidos por el destruidor,
Engañados por el engañador,
Y abatidos por su condena.

Pero ahora mis ojos te ven
Tu luz brilla en mi ser
Hermosa eternidad.
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martes, 9 de julio de 2019

El Poder de la Oración








Me pregunto si hemos entendido lo que significa “El Poder de la Oración”, es una frase que se ha usado mucho, pero pienso que se puede entender mal,   ¿a qué me refiero? Para explicarlo mejor voy a citar una oración que está en la biblia y que no funcionó, ya verás por qué:

13 Un grupo de judíos viajaba de ciudad en ciudad expulsando espíritus malignos. Trataban de usar el nombre del Señor Jesús en sus conjuros y decían: «¡Te ordeno en el nombre de Jesús, de quien Pablo predica, que salgas!». (Hechos 19:13 NTV.)

Primero necesitamos aclarar que Jesús era judío, los judíos son el pueblo escogido de Dios, pero en los tiempos en los que Jesús vivió,  muy pocos creyeron en el hecho de que Él era el Mesías que estaban esperando. Los judíos (aún en la actualidad) estudian los cinco primeros libros que nosotros también leemos en nuestras biblias, así como también estudian a los profetas que nosotros leemos.

En todos esos libros se profetizó acerca de un Mesías que habría de venir, para salvar al pueblo judío de toda esclavitud, ese Mesías nacería de una joven virgen y su reinado se establecería para siempre, incluso para Judíos y Gentiles (los Gentiles simplemente somos todos los que no somos Judíos).  Algunos judíos todavía esperan a ese Mesías porque no reconocen a Jesús como aquel que fue profetizado, aunque sólo basta con descubrir los detalles de los que hablan los Profetas, para confirmar que sí es Jesús el Mesías.

Volviendo al versículo de la oración que no funcionó, con el contexto que les acabo de platicar, entonces entendemos cómo es que ese grupo de judíos oraba diciendo “en el nombre de Jesús de quien Pablo predica”.  Ellos no creían en Jesús, además se nota que ni siquiera lo conocían, tal vez no habían escuchado hablar de él; de lo que sí podemos darnos cuenta, es que habían visto que Pablo tenía resultados al orar “En el Nombre de Jesús”, entonces intentaron hacer lo mismo como algo que habían aprendido, para tener los mismos resultados, pero ¿quieres saber qué paso?...

14 Siete de los hijos de Esceva, un sacerdote principal, hacían esto. 15 En una ocasión que lo intentaron, el espíritu maligno respondió: «Conozco a Jesús y conozco a Pablo, ¿pero quiénes son ustedes?». 16 Entonces el hombre con el espíritu maligno se lanzó sobre ellos, logró dominarlos y los atacó con tal violencia que ellos huyeron de la casa, desnudos y golpeados. (Hechos 19:14-15)

Tampoco es que fueran personas cualesquiera, eran siete hijos de un sacerdote principal, ellos iban expulsando espíritus malignos, pero esta vez el espíritu maligno les aclaró que a ellos no los conocía y los atacó con violencia. (Vamos a aclarar esto de que eran sacerdotes, es un poco largo pero muy ilustrativo: Cuando el pueblo de Israel era esclavo en Egipto, Dios levantó a Moisés para liberarlos, y vaya que lo hizo, recuerda que se abrió el mar en dos, cruzaron sin problema y después el mar se volvió a juntar destruyendo a los egipcios que los perseguían –qué maravillosa liberación tan poderosa-. Al caminar libres por el desierto, de día había una nube que los cubría de las quemaduras del sol y el calor tan sofocante del desierto,  y también los guiaba; de noche una columna de fuego los protegía y les proporcionaba calor –esto es real tal cual lo estás leyendo. Para no hacer extensa la historia, vamos a recordar que fue en esos días cuando Dios le dio a Moisés las leyes que tenían que cumplir, entonces se asignaron sacerdotes quienes estaban encargados de hacer cumplir la ley, estos eran quienes supervisaban que todo fuera correcto.

Ya cuando Jesús nació, eran llamados Fariseos aquellos encargados de hacer cumplir la ley, pero tristemente se habían olvidado del amor de Dios para su pueblo, se habían convertido en una especie de jueces vacíos de amor. Por eso es que leemos que al mismísimo Jesús lo condenaron por no cumplir la ley –según sus propios juicios- porque en realidad Jesús cumplió toda la ley de principio a fin, en él no se encontró mancha, pero los fariseos estaban muy enojados. Jesús les llamó sepulcros blanqueados, ya que ante las personas se hacían ver como perfectos, pero por dentro estaban vacíos, sin vida. Ellos fueron los que mandaron crucificar a Jesús. Aquellos que buscaban el cumplimiento perfecto de la ley, no tuvieron el corazón abierto para reconocer a su Mesías, no vieron los milagros, el amor, la verdad, porque sólo buscaban cumplir la ley.)  

Tal vez este ejemplo es un poco fuerte, pero es muy bueno, quizá te preguntes ¿por qué el espíritu pudo atacarlos? Y seguramente tus respuestas pueden ser como las siguientes: Porque vivían en pecado, porque estaban en rebeldía, porque no tenían fe, porque no daban gloria a Dios… etc, etc. La respuesta es mucho más simple y la podemos leer en Marcos 16: 17-18

17 Y estas señales seguirán a los que creyeren: En mi nombre echarán fuera demonios; hablaran nuevas lenguas; 18 Quitarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

Ahora sí, cuando decimos que hay poder en la oración, no quiere decir que todas las oraciones son poderosas en sí mismas. Más bien el poder está en Jesús, porque cuando tú crees en Él sabes que no es tu voz, ni tus palabras, sino el poder de nuestro Señor Jesús actuando a través de ti.

¿Has leído que la biblia dice: Somos el cuerpo de Cristo? Bueno, todo lo que has aprendido es cierto, pero también piensa en algo maravillosos, muchas veces Dios mismo necesita abrazar a un enfermo, necesita llevar consuelo a los afligidos, necesita decirle algo a una persona, pues tú eres su cuerpo, sus manos, su voz. Y si crees así será, no es porque tú seas muy muy, simplemente es porque Jesús te puede usar si estás dispuesto.

Aquí no leo que diga: aquellos que han estudiado largos años en un seminario, aquellos que son hombres, aquellas mujeres que sean perfectas, solamente dice: Y estas señales seguirán a los que creyeren… Dice claramente ¡A Los Que Creen! ¿Tú crees? ¡Lo harás! Es una declaración que Jesús dejó estipulada antes de subir al cielo.

¡Tu oración es poderosa! No por la oración, no por quien eres, no por tu elocuencia. Es poderosa porque crees en Jesús.   
  
  Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros. ¡Gloria a él en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones desde hoy y para siempre! Amén. (Efesios 3:20-21 NTV)


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La Verdadera Pascua (Paste 2)

En el escrito anterior hablamos del verdadero origen de la Pascua, es una fiesta que Dios marcó para que se celebrara para siempre, fue cua...